Alberto lleva sus canas revueltas, indisciplinadas, como si no las hubiera peinado desde hace años. "Para qué, si con el viento que entra por la ventanilla, se despeina al toque", me explica mientras frena bruscamente a centímetros de una anciana que cruza la calle. "No vale la pena perder tiempo en nimiedades ¿no te parece?".
Y sí, él debe saber. Alberto Aisten, chofer de la línea 39 desde hace decenios, ha desarrollado en los ratos libres la Teoría de la Relatividad Especial. He venido a pedirle ayuda para explicarle a los lectores de VSLC mi balbuceante entrada sobre el tema.
¿Cómo comenzaste con esto de la relatividad, Alberto?
A mí los muchachos me cargaban, porque me la pasaba pensando en la luz; y ellos a las luces no les dan bola y listo. Pero yo, me colgaba pensando. Por ejemplo ¿sabés que si una fuente de luz se está alejando, o vos de ella que es lo mismo, la luz te llega virada hacia el color rojo? En cambio, si te estás acercando, se vuelve más azul. Y entre el azul y el rojo, está el verde. Entonces, hay una velocidad en la que uno va hacia un semáforo rojo, y lo ve verde ¡así que pasás y la cana no te puede decir nada!
(Los ojitos se le achinan con la picardía, y las manos se clavan en el volante mientras acelera tanto como puede. Y por "tanto como puede", no me refiero a la normativa de tránsito sino al recorrido del acelerador.)
Pero la paradoja de los gemelos habla del tiempo. ¿Qué tiene que ver la luz con el tiempo?
Todo y nada. Mirá, el tema es que aunque empecé con la luz, una vez que llegué a mis conclusiones la luz no es más que un componente del universo, que sigue las mismas reglas que los otros. Pero gracias a la luz, hubo que poner en duda la igualdad de los marcos de referencia inerciales.
Pará, Alberto, que me espantás a la tropa. ¿Qué es un marco de referencia? ¿Qué significa inercial?
(Sin sacar su brazo izquierdo de la ventanilla, Alberto señala hacia atrás con el pulgar derecho.)
Fijate, cuando digo que se corran hacia atrás, los pasajeros van al fondo ¿no? Mirado desde mi asiento, las personas se mueven un par de metros hacia allá. Pero como mientras tanto el colectivo no frena, alguien que está esperando apoyado en un poste va a ver que las personas pasan en la dirección del recorrido. ¿Me entendés?
Sí, pero yo veo que las personas se mueven hacia el fondo, aunque esté en la vereda. Eso es porque comparás su movimiento con el del colectivo. Pero si tuvieras que dibujar el movimiento de las personas, sin el tendrías que decir que avanzan en la misma dirección del colectivo, a una velocidad menor. El punto de referencia es distinto: en un caso mi asiento, en el otro el poste, por ejemplo. El punto de referencia que elijo determina lo que llamamos marco de referencia. En mi marco de referencia la gente se mueve hacia atrás; en el de la vereda, hacia adelante. El movimiento siempre es relativo a un marco. ¡Uy!
(Frenamos de golpe y todos los pasajeros se mueven hacia el frente. Una pareja se cae y nos llena de insultos mientras Alberto mira hacia afuera por la ventana. En la vidriera de una casa de electrodomésticos, un televisor muestra un partido de fútbol.)
Carajo, metió un gol Chacarita. Qué los parió. ¿En qué estaba?
En los marcos de referencia. Creo que quedó claro pero ¿qué es un marco de referencia inercial? Ah, eso es fácil. ¿Viste que recién se cayeron todos? Mientras el colectivo avanza a la misma velocidad, nadie se cae. Hasta podés tirar una pelota y atajarla como si estuvieras quieto. Esto, si mantenemos la misma velocidad y vamos en línea recta, se llama movimiento rectilíneo uniforme, MRU, y, a los efectos de las leyes físicas, es equivalente a estar parado. Esto es tanto así que si el colectivo no tuviera ventanillas y fuera a velocidad constante, no podrías distinguir esa situación de estar en un colectivo detenido. Esos dos marcos de referencia, con el colectivo detenido o en MRU, son marcos de referencia inerciales. En cambio, cuando el colectivo frena, todo cambia. La velocidad deja de ser uniforme, la gente se cae. El marco de referencia del colectivo sigue existiendo, pero ya no es inercial. ¿Está claro?
Supongamos que sí. Pero no veo qué tiene que ver esto con la luz, y menos con el tiempo y los gemelos. Mirá, yo no llegué a mi teoría exactamente así, pero para hacerla corta, el problema es que la luz tiene siempre la misma velocidad, sin importar el marco de referencia. Y esto es un problemón para la física clásica, es decir antes de que llegara yo.
¿Por qué?
Por lo que te decía antes de los pasajeros que se mueven hacia el fondo. Supongamos que el colectivo va a una velocidad tranqui, unos 60 km por hora, y que un pasajero se corre al fondo a 10 km por hora. Entonces yo veo que se aleja de mí a 10 km/h, hacia atrás, y desde la vereda se ve que se mueve a 50km/h, hacia adelante. Las velocidades de cada marco de referencia se suman o se restan, y así puedo pasar de un marco de referencia a otro. Si van en el mismo sentido, las velocidades se suman: si voy a 60 km/h y te tiro un cascote a 20 km/h en la misma dirección, vos lo ves venir a 80. Pero resulta que si te tiro un fotón, que es la partícula de la luz, yo lo veo alejarse a la velocidad de la luz, que le dicen c, y vos la ves llegar a la misma velocidad, no a c + 80 km/h.
¿Y no puede ser que la luz sea especial?
La luz es especial, claro. Pero su velocidad no debería serlo: se trata de algo tan sencillo como dividir una distancia por un tiempo.
¿Y entonces?
Entonces yo pensé: si la luz tiene siempre la misma velocidad, y además las leyes de la física se cumplen igual para dos marcos de referencia inerciales, ¿qué es lo que cambia?
No sé... ¿las leyes físicas? Mientras pudiera evitarlo, no. Los físicos asumimos que el universo sigue las mismas reglas en todas partes. Podríamos equivocarnos, claro, pero hasta ahora nos va bien asumiendo eso. ¿Sabés que yo le quise poner "Teoría de los invariantes", con tantas cosas que no cambiaban? La cuestión era mantener constantes las leyes físicas y la luz. Pero algo tiene que cambiar, sí o sí, porque también sabemos que no es lo mismo ver las cosas desde el colectivo o de la vereda. Y un día, medio dormido despues de un asadazo, se me ocurrió: ¿y si lo que pasa es que el tiempo y el espacio se deforman según el movimiento del marco de referencia, de manera de que la velocidad de la luz dé siempre lo mismo? Las leyes no cambian, pero si te estás moviendo con respecto a otro marco de referencia, entonces tu reloj no corre igual que el del otro, el tiempo y el espacio se deforman. Específicamente, en un marco de referencia en movimiento, el tiempo corre más lento.
A mí me parece un poco... como que te pasaste con el tetra, digamos.
Sí, los muchachos me cargaron bastante también. Pero yo seguí haciendo fórmulas y me cerraba por todos lados. Así que les respondí como Borges a Bioy: "Vos reíte, pero yo con esto voy a ganar más guita que la mierda". Sobre todo, porque mi teoría hacía predicciones que podían confirmarse mediante la observación; y esas observaciones se hicieron, y confirmaron los cálculos.
¿Y te llenaste de guita?
No, por eso sigo aquí. ¿Y los gemelos? ¿Qué tienen que ver con la luz? Ahora nos podemos olvidar de la luz. Por la luz llegamos hasta acá, pero la conclusión es que el tiempo va mas lento en un marco en movimiento con respecto a otro, y esto vale para todos y todas, no solo la luz. Nos pasa a todos. Pero si tu teoría es cierta ¿por qué no notamos que el tiempo se modifica cuando nos movemos? Es que en la vida cotidiana nos movemos a velocidades muchísimo más lentas que la de la luz. Por eso si te tiro el cascote, los dos sumamos las velocidades y nos cierra bárbaro; en realidad la velocidad no es la misma para cada uno, pero es imposible notar la diferencia. Para que te hagas una idea, el vehículo más rápido hasta ahora alcanzó los 1300 km/h; mientras que la luz va a 1080 millones de km/h. Así que no podemos notar nada. Pero si pasara un colectivo a la midad de la velocidad de la luz, 0.5 c, verías que el reloj del colectivero atrasa. ¿Entonces moverse rápido es una manera de envejecer menos? No, ahí está la trampa. Recordá que el movimiento es relativo al marco de referencia. Aunque suene raro, en el marco de referencia del colectivero, él está quieto y observa que su reloj funciona igual que siempre, y que el de la vereda atrasa. Bue, no entiendo nada. ¿Quién envejece más rápido, el colectivero o el de la vereda? La respuesta es "depende de a quién le preguntes". Ese fue el gran quilombo que se armó con mi teoría. Antes se consideraba que el tiempo era igual para todos, y ahora sabemos que depende del marco de referencia. Para peor, este descubrimiento destruye la idea de simultaneidad. Dos acontecimientos que en un marco suceden al mismo tiempo, en otro pueden ocurrir uno despues del otro. Mejor dejemos eso para otro día ¿sí? Ahora lo que quiero entender es que es todo eso de los gemelos El tema es que si dos personas se separan a una velocidad cercana a la de la luz, y luego una vuelve, la que fue y volvió llega más joven. Pero cómo ¿no era que el movimiento es relativo, bla bla bla? Los dos ven que el otro se mantiene joven. Esa es justamente la paradoja. Pero se trata de una paradoja solo en apariencia. Lo que ocurre es que, mientras que el tipo que se queda continúa en su marco de referencia inercial, el que vuelve tiene que cambiar de dirección; y por lo tanto necesita desacelerar. Cuando desacelera, su movimiento deja de ser uniforme, y ahí es cuando se produce el desajuste: su marco de referencia pasa a ser otro, no inercial. Aunque luego vuelva a un marco inercial, el cambio es irreversible: cuando llegue, va a ser el más joven. Creo que entendí. Muchas gracias, con esto puedo explicar la canción de Queen, '39. ¿La conocés? No, yo a esos trolitos no los soporto. Yo soy de la cumbia.
Alberto pone la radio a un volumen preocupante. Le agradezco su tiempo y bajo del colectivo; la música se pierde en la distancia, cada vez más grave. Busco un taxi. Si tengo suerte, capaz que me encuentro con Carlos Darwin, el taxista que postuló la Teoría de la evolución.
Para la semana del acceso abierto, el cada día más inquieto Jorge Cham ilustró una entrevista acerca del open access en ciencia. Por ahora, en inglés nomás, pero se puede seguir con los textos. Proximamente (JAH!) más sobre el tema aquí, en mi blog preferido.
Seguro que querías saberlo: la relatividad especial establece que en un objeto en movimiento, el tiempo transcurre más lentamente que en uno quieto... siempre y cuando estemos en el marco de referencia de lo que denominemos "quieto". Es decir, que si tomás el proverbial tren que viaja a velocidades cercanas a la de la luz (o el 39 de madrugada por Talcahuano, que es casi lo mismo), y te despedís de Filomena que te mirá mientras te alejás. Filomena verá que tu reloj atrasa, y vos verás que el de ella es el que irremediablemente atrasa. Y como consecuencia más humanocéntrica, los dos verán que envejecen más que el otro.
Entonces llega el Dr. Paul Langevin (gracias Wikipedia) y te dice, sí, todo muy lindo, pero si hay dos señores (para hacerlo más dramático: hermanos gemelos) y uno se toma el 39 hasta Alfa Centauri, a velocidades cercanas a la de la luz, y vuelve, resulta que el viajero permaneció joven y el otro con suerte sigue vivo. ¿No es que el movimiento es relativo? Ahí tenés, la paradoja de los gemelos.
Porque para emociones fuertes, el transporte público.
La paradoja no es tal, porque por allá arriba comenzamos con "la relatividad especial...", que es la teoría de la relatividad aplicada a marcos de referencia que no sufren aceleración, es decir que están quietos o en movimiento rectilíneo uniforme (MRU ¿se acuerdan?). Y cuando el muchacho del bondi decide dar la vuelta, tiene por fuerza que desacelerar, detenerse aunque sea infinitesimalmente y volver (aunque no descartemos las habilidades sobrenaturales de los choferes de la 39). Así que en algún momento de su viaje deja el MRU, se pone a hacer todas las cuentas que figuran en el artículo de Wikipedia, y cuando vuelve, encuentra a su hermano más viejo. O, más probablemente, no encuentra vivo a su hermano ni a nadie que conozca.
Pongamos entonces que una nave sale con voluntarios a buscar un planeta habitable. Pongamos que encontraron el planeta y prepararon la colonia. Pongamos que alguno vuelve para avisar. Pongamos que alguien piense que esa historia tiene un aire country, de colonos llegando a América. Pongamos que ese alguien se llama Brian May y les compone una canción.
In the year of '39 assembled here the Volunteers
In the days when lands were few
Here the ship sailed out into the blue and sunny morn
The sweetest sight ever seen.
And the night followed day
And the story tellers say
That the score brave souls inside
For many a lonely day sailed across the milky seas
Ne'er looked back, never feared, never cried.
Don't you hear my call though you're many years away
Don't you hear me calling you
Write your letters in the sand
For the day I take your hand
In the land that our grandchildren knew.
In the year of '39 came a ship in from the blue
The volunteers came home that day
And they bring good news of a world so newly born
Though their hearts so heavily weigh
For the earth is old and grey, to a new home we'll away
But my love this cannot be
For so many years have gone though I'm older but a year
Your mother's eyes in your eyes cry to me.
Don't you hear my call though you're many years away
Don't you hear me calling you
All the letters in the sand cannot heal me like your hand
Me enteré por casualidad de que este año falleció el Dr. Donald Nicholson.
Me enteré, en el mismo acto, de que el Dr. Donald Nicholson existía.
Y aquí estoy, escribiendo sobre él en este blog.
Porque el Dr. Nicholson resulta ser el autor/impulsor de uno de mis objetos nerd favoritos: el mapa de rutas metabólicas. Si ser un nerd fuera algo que uno tiene que confesar, mi pecado principal no hubiera sido jugar juegos de rol sino haber deseado una copia impresa de este mapa.
Miren qué bonito (clic en la imagen para abrir en otra ventana el recontra mega enorme pdf).
Amigos biólogos, si no huyeron hasta ahora, es momento de ir a hacer otra cosa. Para el resto les cuento.
Este póster muestra todas las reacciones químicas necesarias para construir los componentes básicos de los seres vivo. Cada flecha representa una reacción: el cambio de una molécula a otra, ya sea por adición o sustracción de átomos, o por un cambio de lugar de los que tenían.
Si querés armar tu propio animal, planta o bacteria, necesitás todo lo que se muestra aquí: azúcares (arriba a la izquierda); moléculas aromáticas (con "anillitos" de carbono, arriba a la derecha), purinas y pirimidinas que son, junto con los azúcares, los componentes del ADN (en el centro a la derecha), aminoácidos para construir las proteínas (abajo derecha) y grasas (abajo a la izquierda). En el medio están las reacciones de degradación de la glucosa, una arriba de la otra, y en esa mancha amarilla del medio, las reacciones que funcionan adentro de las mitocondrias, nuestras usinas energéticas celulares. Y en el medio a la izquierda, en un formato levemente distinto al resto, las reacciones de la fotosíntesis de donde, en última instancia, provienen todas las moléculas del póster. Por supuesto, esas reacciones no se dan en los humanos; las reacciones del metabolismo humano están marcadas con flechas negras.
Adentro de la mitocondria está este "círculo" de reacciones: el ciclo de Krebs. Todos, pero todos los seres vivos llevan a cabo en sus células este ciclo. Es tan ubícuo que una de las propuestas para el origen de la vida a partir de materia no viva propone que lo que primero se generó fue este ciclo de transformaciones, y el resto de las reacciones (y los genes) se agregaron después.
Si se fijan, cada flecha tiene al lado un numerito. Ese es el código de identificación de la enzima que lleva a cabo la reacción. Sólo una enzima tienen un tratamiento diferencial: la ATP sintasa, un complejo proteico gracias al cual se genera ATP, algo así como la moneda de intercambio de energía dentro de las células.
(Perdida en el medio, con el código 1.1.1.1, está la alcohol deshidrogenasa, la enzima que produce el etanol que tantas alegrías nos brinda. Déjense de joder con próceres y hagan un monumento para la 1.1.1.1)
Como toda visualización, el Mapa da una falsa sensación de poder. Si quisiéramos armar un ser vivo, necesitaríamos mucho más que lo que se muestra; y no sabemos cuánto de cada componente en qué momento. Pero sin esto, olvídalo cariño. Cada vez que me topo con él, me quedo mirando un rato, viendo cómo llegar desde un lugar a otro. Miro todas esas reacciones ordenaditas, como en una cadena de producción, cada una con su operario-enzima, y recuerdo que una célula sería la pesadilla de Ford: todas estas moléculas y enzimas rebotando de un lugar a otro de la célula, encontrándose al azar; su futuro determinado por la concentración de otros compuestos y de las enzimas involucradas. Sería como armar un auto de Lego en una pista de patinaje, con cada patinador llevando una pieza, tratando de encontrar al otro que tiene la complementaria... y lograrlo. Bah, lograr tener los componentes básicos; la cadena de ensamblado viene después, en el mismo lugar, con otra cantidad enorme de operarios. Imposible ¿no? Pero acá estamos.
Y además, el Mapa, el conocimiento científico todo, es como ese auto. Cada estructura molecular, cada fórmula, es resultado del trabajo de decenas de químicos. Cada numerito de enzima representa decenas y decenas de bioquímicos que identificaron su actividad, desarrollaron métodos para aislarla; biólogos moleculares que buscaron los genes correspondientes. El Mapa no es solo de reacciones: está hecho de cientos sino miles de vidas, de pasiones, cada una por su lado, encontrándose casi por azar, armando un cuadro mucho mayor que ellas mismas. Cada aporte, mínimo. Cada aporte, indispensable.
Y entre ellos, el de Donald Nicholson, obsesionado con reunir todo en un solo cuadro. Gracias a él por mostrarme otra parte del mundo.
Hoy en lugar del videíto de yapa, les dejo una animación de la ATPasa, realizada por Nicholson para que molesten con preguntas a su biólogo o bioquímico amigo.
A raíz del video de ayer, el público solicitó explicaciones de lo que Leon Lederman explicaba de tensión superficial. Así que aquí va una breve expliqueta al estilo Juan Poquito.
La tensión superficial: esa incómoda espera en la entrada.
En un líquido, las moléculas que lo forman se atraen levemente entre sí. Por eso, es un líquido: si las moléculas se unieran entre ellas, sería un sólido. Si no se dieran pelota, andarían sueltas por allí y en lugar de un líquido tendríamos un gas. Por supuesto, la interacción con otras moléculas, como las del aire, es posible. Y dado que en el aire hay más lugar, finalmente las moléculas del líquido se dispersarán hacia allí. Pero en un tiempo corto, las moléculas del líquido preferirán la atracción entre ellas a la atracción del espacio libre, o a la atracción de las moléculas del aire. A mí se me hace similar a la situación de personas conocidas en una fiesta con mucha gente: tras mirar un poco a uno y otro lado, escamoteando canapés, se van juntando grupos afines que le dan la espalda al resto del mundo, hasta ocultar que se afanaron una bandeja directamente de la cocina. Una cosa así:
Los hombres de gris tienden a juntarse, y en el proceso, forman un círculo. Las gotas de un líquido tienden a formar esferas, que la gravedad deforma.
Ahora bien, si uno quiere entrar en la conversación del grupo (y robar una albóndiga), va a tener que hacerse lugar, vencer cierta resistencia, empujar un poco para meterse entre las moléculas. Esa fuerza que hay que hacer es la tensión superficial.
El señor que habla con Leo en el video es un fotógrafo especializado en líquidos, y le pregunta cómo puede hacer para conseguir más gotas. Leo propone una solución: que le agregue sal o azúcar al agua. (¿Entendieron? Una solución. ¡JA!)
Lo que sucede entonces es que, mezcladas con las moléculas de agua, aparecen otras que también son atraídas por ellas. Entonces ya no es tan sencillo que las moléculas del líquido formen grupos cerrados, por lo que la tensión superficial es menor, y el líquido se rompe más fácilmente entre en gotas más chicas. Es como si metiéramos en medio de la reunión un montón de adorables e inquietos cachorritos:
Así que ya saben: si quieren romper la tensión superficial, agreguen un segundo en discordia al líquido. Y si es una reunión, lleven un cachorrito, y van a ver qué levante.
Y ya que estamos: la tensión superficial, para nosotros, es una pavada que rompemos con el dedo. Pero para otros bichos, crea un mundo nuevo. Por ejemplo, para los insectos de la familia Gerridae, que directamente caminan sobre el agua. Miren qué mononos:
La gente de Science Central* puso al físico Leon Lederman, premio Nobel de Física 1988, a responder preguntas en un puestito en la calle. Divulgación al menoreo. Me encanta; creo que me voy a poner un puestito "pregúntele a un biólogo" en plaza Francia, justo al lado de los lectores de tarot.
(El mejor título de toda Internet y abajo describo una a una mis metidas de pata. No te lo podés perder...)
Anteanoche puse un artículo en el blog acerca de una noticia que había leído en el blog del ambientalista Georges Monbiot: la posibilidad de que las reservas de petróleo fueran a sufrir un aumento en lugar de la disminución paulatina que se reporta desde hace rato. Era una noticia impactante, y quise compartir la inquietud que me producía. Pues bien, hoy, a través del blog Casaubon's book, me encontré con enlaces a duras críticas hacia el trabajo que comentaba Monbiot, indicando que se basaba en presunciones fallidas y estaba plagado de errores. O sera: tomen la noticia con pinzas, y por si acaso vayan acercándose al tacho de basura.
Mea culpa, por haberme hecho eco. Pero no viene mal la ocasión para examinar ciertas cosas en las que, creo, estoy más versado.
Hace unos años tuve la idea de escribir un libro que vive por ahora como apuntes sueltos. Cuando se me ocurrió, le dije a mi amada consorte que el título sería Manual del comprador de buzones. ¿No será del vendedor?, preguntó ella. No, respondí, tarde o temprano todos compramos algunos buzones.
Este de Monbiot no es ni el primero ni será el último buzón que me compro; pero cada compra me sirve para analizar qué hice mal. Veamos:
Caí en una forma unipersonal y periodística de la falacia de autoridad: la falacia de la fuente confiable. Monbiot es un columnista serio y documentado; tiene algunas visiones sui generis acerca de temas ambientales, pero no las oculta cuando las saca a relucir; más bien se encarga de declarar sus divergencias de opinión con otros ambientalistas, porque lo hacen único. En este caso no declaraba nada así, y daba su fuente, a la que acudí y leí.
Adopté demasiado rápido un dato que iba en contra de los saberes establecidos. Si durante años hablamos de la crisis del petróleo, debería haber desconfiado más de una voz en contra. Por supuesto que puede pasar que tenga razón, pero los iluminados son raros, y más raros cuando se trata de analizar datos. En resumen, que tendría que haber ido a buscar otras opiniones.
No busqué en otras fuentes que tenía a mano. El comentario en Casaubon's book me llegó porque estoy suscripto a Scienceblogs en general; el blog en particular no me resulta interesante, hasta lo pondría dentro de lo peorcito del grupo. Aún así, la información estaba si la hubiera buscado.
Utilicé la noticia como medio para hablar de otras cosas relacionadas, en lugar de centrarme en el dato en sí, que me hubiera llevado a más averiguaciones. Lo loco es que todo lo que escribí como opinión/creación mía, lo mantengo punto por punto. Pienso reescribir el artículo sin esa mención, y de paso evito un poco el estilo "seguime la corriente" que tiene, por una vez, centrándome en las cosas que mencioné sin profundizar.
¿Por qué preocuparme por haber puesto algo equivocado, si al fin y al cabo reproduje algo de otro, del que no tenía razones para desconfiar, si no soy periodista? Primero, por eso: por no haber buscado razones para desconfiar.
Y segundo, porque sí soy periodista. Todos lo somos. La cacareada internet dos punto cero trae un montón de ventajas, y junto con ella, responsabilidades. Podemos perpetuar pelotudeces, y tenemos que saber y aceptar que ocupamos parte del tiempo de los otros con pelotudeces. Pero transmitir falsas alarmas o noticias que cambien de manera errada la visión del mundo de otros está mal. Ya bastante tenemos de qué preocuparnos con problemas reales; y a veces ni siquiera se sabe que existen. Y no podemos prever cuánto puede transmitirse una idea, o cuándo un artículo se vuelve popular *.
Chequear la información que difundimos es parte de nuestra responsabilidad como perpetuadores de información. No alcanza con el "bueno, lo dijo Fulano, no yo" ni mucho menos con el aborrecible "bueno, pero parte es verdad".
Así que hala, a laburar, que el mundo al final nos va salir bueno.
Miren, un poco de Maslíah así se olvidan de todo:
*Desde que se publicó hasta este instante, ha habido 12 entradas al artículo que defenestro; mi artículo sobre el cerdo hormiguero, que afortunadamente es una tontera con una pizca de divulgación, tiene más de 1000 visitas. Mirá vos.
Está tan bien hecho que no puedo dejar de compartirlo. La escena con el coro te hace dar cuenta de lo increíble que son Les Luthiers musicalmente, más que si los vieras a ellos.
ACTUALIZACIÓN: al parecer, los datos sobre los que se basa el artículo de Monbiot que se menciona abajo están entre exagerados y errados. Por más detalles, ver aquí.
La verdad, a esta altura, no recuerdo mucho de la única clase que tuve alguna vez sobre evolución tecnológica; pero sí recuerdo un comentario sobre los períodos Olduvayense, Achelense y algún otro de las "edades de piedra" o posteriores: todas las tecnologías eran utilizadas para crear todas las herramientas posibles. Nuevas tecnologías (como golpear la piedra de una manera distinta) llevaban a algunos nuevos usos, pero sobre todo a cubrir los usos antiguos, y no siempre porque fueran demostradamente mejores. Tal vez por la manera en que se heredan las pautas culturales, tal vez porque es más práctico, una vez dominada una técnica, utilizarla para todo. Vaya uno a saber. Capaz que ni recuerdo bien el comentario.
A la luz de lo que ha sido la evolución tecnológica posterior, la verdad es que la tendencia parece la misma: adoptamos nuevas tecnologías tan rápido como podemos, las reemplazamos tan rápido como podemos también. No se trata siempre de que una sea mejor que la otra: tratamos de adaptar lo nuevo a todo lo que hacemos. En todo caso, si gana alguna tecnología sobre otra, será la más adaptable.
Pero tal vez eso sea mirar con una lupa demasiado cercana; un defecto común en esta especie. al vez lo correcto sea simplificar y pensar sólo en materiales: edades de piedra, edad de cobre y / o bronce, edad de hierro. Y luego, edad de las aleaciones y finalmente, edad del petróleo.
Lo que el petróleo ha hecho por nosotros es asombroso. Gracias al petróleo tenemos ropa barata, energía eléctrica domiciliaria de bajo costo y segura, instrumental médico barato y descartable, aparatos de medición e investigación accesibles y confiables y, sobre todo, un grado de comunicación e interconexión nunca antes visto. La historia de la ciencia de los siglos 18 y 19 es entretenida y apasionante, y la favorita de la divulgación por los personajes que pasaron por ella. La historia de la ciencia del siglo 20 es igual o más apasionante, pero mucho más difícil de contar, por lo vertiginosa. Y el petróleo tuvo mucho que ver en esto.
Gracias al petróleo confirmamos, mucho más allá de la imaginación de Darwin, lo emparentados que estamos con todos los seres vivos sobre este planeta. Supimos también que estamos tremendamente emparentados entre nosotros mismos, mucho más que lo que las diferencias de aspecto nos permitieran suponer. Elevamos satélites y aprendimos sobre la dinámica de nuestro planeta; observamos el universo y aprendimos de su historia, de lo pequeños y al mismo tiempo improbables y raros que somos los seres vivos, y los humanos en particular. Y también, como un adolescente que va madurando, descubrimos las cagadas que nos habíamos mandado; descubrimos que había una capa de ozono, que era importante, y que la estábamos destruyendo. Y pudimos, hasta donde sabemos, enmendar nuestro error.
Y ese avance en la ciencia permitió, finalmente, descubrir que con el petróleo estábamos cagando cambiando el futuro del planeta. El calentamiento global antropogénico es una certeza, mal que les pese a los cultores del "de qué calentamiento me hablan, con este frío". Una extensión a nivel global de lo que ya sabíamos que se aplicaba a las sociedades: la tecnología te da, la tecnología te quita. ¿Alabada sea? Ni alabada ni defenestrada. Aquí como en el Olduvayense, la cuestión es utilizarla, y cómo. Y la pregunta: ¿hemos alcanzado realmente la mayoría de edad, o seguimos con los vicios de la infancia? ¿Podemos aminorar el uso de la tecnología del petróleo, o estamos condenados a utilizarla fanáticamente, a no ser que un golpe de suerte nos entregue otra tecnología para reemplazarla?
Hasta este lunes pasado, mi respuesta (más allá del "no sé, ojalá") incluía la afirmación levemente apocalíptica, compartida por economistas, geólogos y ecólogos, de que el petróleo iba a comenzar a escasear de todas maneras; un fenómeno conocido en inglés como "Peak Oil": el pico máximo de extracción, en estos años, y luego el comienzo de la merma. Una merma que había que prever y que alentaba la búsqueda de alternativas al petróleo que, al mismo tiempo, no agregaran gases de efecto invernadero a nuestra vapuleada atmósfera. El lunes, tuve que borrar todas estas previsiones de mi descripción del mundo..
El lunes, George Monbiot publicó un artículo enlazando a un informe de Leonardo Maugeri, en el que se da cuenta del aumento de la producción de petróleo. El desarrollo tecnológico, impulsado a la presión económica del Peak Oil llevó a que hoy día se puedan explotar los yacimientos que -para alegría, imagino, de los comunicadores de las petroleras- llevan el nombre de "no convencionales". Y al parecer, las reservas son enormes. Especialmente, Estados Unidos, el mayor productor de CO2, el país que más a hecho por ponerle paños fríos (o, según como se mire, calientes) a los pactos internacionales acerca del cambio climático, vuelve a tener petróleo en cantidades.
Una vez más, la tecnología nos da y la tecnología nos quita. Buenas noticias: el mundo de nuestros hijos no será tan distinto al nuestro. Malas noticias: el mundo de nuestros hijos no será tan distinto al nuestro. La principal causa del calentamiento global ha recobrado el impulso, en un mundo adicto a su consumo. El artículo de Monbiot comienza con una frase clave: los hechos han cambiado, nosotros debemos cambiar.
Y aquí, cada maestrito con su librito: estarán los que insistan con "volver a lo natural", los que quieran abjurar de la era del petróleo como si no existieran sus ventajas; los que se organizarán políticamente; los que echarán la culpa a los países del primer mundo, y todos tendrán algo de razón. Yo, por mi parte, tengo mi librito y, por si no les ha quedado claro cuál es, aquí está.
Necesitamos tener personas formadas en las bases de la ciencia; pero sobre todo del pensamiento científico; no solo en un par de afirmaciones básicas sino en la manera de encarar la información; de preguntar una y otra vez cómo se saben las cosas. Sólo a través de esa actitud podemos interiorizar la información que nos dan, hacerla nuestra y también cuestionarla, en lugar de mamarla pasivamente porque viene de alguien con autoridad; y podemos así valorar lo que se sabe, para tomar decisiones y, cuando los hechos -o lo que sabemos de ellos- cambien, podamos cambiar en consecuencia. Tal vez mañana tengamos nuevos datos sobre el calentamiento global y resulte que la dirección a tomar es otra. Tenemos que ser capaces de escuchar, de repreguntar, de asegurarnos, tanto como los científicos tienen que ser capaces de comunicar.
Usé antes la primera persona plural: supimos de la evolución, conocimos el universo. Me gusta usar ese plural para enfatizar que el conocimiento científico, aunque se origine en un puñado de tipejos, pertenece a la Humanidad. Pero lo cierto es que ese plural es falso. No todos saben, no todos tienen oportunidad de saber; muchos apenas pueden sobrevivir, mientras otros sencillamente no se interesan.
Pero cuanto más personas estén (in)formadas lo mejor posible, mejores decisiones tomarán, aunque más no sea a nivel individual. Y si no mejores, mejor encaminadas, y entre todos la cosa saldrá adelante, como cuando las hormigas tiran de una hoja cada cual para su lado, pero al final la llevan al hormiguero. En estos temas, no espero mucho de los dirigentes por si solos, porque la lógica política del beneficio a corto plazo seguirá siendo un motor importante de sus decisiones. Y sólo una población que entienda bien qué es lo que está en juego podrá apoyar medidas que redunden en contra de su bienestar inmediato. Ojalá podamos (en una verdadera primera plural) mirar hacia atrás y descubrir que hemos alcanzado, como especie, la mayoría de edad.
Alguna vez, las fronteras entre ciencia y arte fueron más difusas que ahora. Sobre todo, con esa parte del arte que deriva en la palabra artesano. Incluso en la ciencia moderna, hay más de artesanía de lo que la mayoría imaginamos. Y ni hablar si tu presupuesto es de los que viene como una guinda a un cañon, parafraseando a Estanislao del Campo.*
Esta belleza de video, dirigido por Spiros Rasidakis y Dimitris Ladopoulos, muestra la hechura de una guitarra, y le agrega un toque infográfico. Miren la separación entre los trastes: hay tanto arte como ciencia entre ellos. D'Alembert, Daniel Bernoulli, Euler, Savart, Fourier, Galileo, Hooke y tantos otros físicos y matemáticos han estudiado las relaciones entre el sonido y la vibración de las cuerdas**. No faltará quien diga "ya, pero los luthiers y los músicos lo sabían de antes"; y en parte tendrán razón. Pero (tal vez, a veces, maticen a gusto) la diferencia entre un saber y otro sea la diferencia entre el admirar a una mujer -o por caso, una guitarra-, y el perderse maravillado en cada uno de sus detalles.
Los dejo con el video y, para los que quieran algo de ciencia, con un poco de acústica.
"Para entender esto, tenés que tener la mente abierta."
"No creés en nada porque tenés la mente cerrada."
Si uno anda de escéptico por la vida, se expone a escuchar este tipo de cosas, a veces. Una respuesta usual es "es bueno tener la mente abierta, pero no tanto que se te salga el cerebro"; la mía más común, "mi mente está abierta, pero la casa se reserva el derecho de admisión y permanencia".
Pero tras pensarlo demasiado (ya verán, demasiado de verdad), decidí que mi respuesta no es suficiente para explicar porqué desconfío tan rápido de algunas ideas. Por eso, como para que quede claro o confundir definitivamente, he aquí un símil que empezó sensato y se fue al demonio.
Para empezar: mi mente es como una casa. Una mansión lujosa, ya que estamos, total imaginar es gratis. Los sentimientos, los recuerdos, las obsesiones, en fin, todas esas cosas "de uno" son las distintas habitaciones. Es decir: son parte inherente de la cosa, la base arquitectónica. El arquitecto -yo- es un tipo bastante caprichoso.
Dj Poquito extasía a la multitud al ritmo
de Dr. Poroto.
El dueño de casa -yo- se pasea en traje y crocs, atendiendo a sus invitados. La casa está más o menos siempre de fiesta, animada por el DJ residente. Yo, claro.
Una fiesta necesita sus invitados, claro está. El timbre de la casa suena constantemente y un amable aunque inconfundible mayordomo -yo- atiende a cada asistente y lo deja o no pasar. Hay dos tipos de invitados: las ideas y los datos. Porque no es bueno que sean sólo chicas y uno, vio. La idea: tener la fiesta más top posible.
Los aspirantes a invitados quieren hacer la ola y lo hacen mal.
Las ideas son todas chicas beeeeellas, inteligentes como personajes de Woody Allen, arregladas para fiesta y con olorcito a recién bañadas. Al principio, todas tienen un conversación muy interesante, pero la mayoría se vuelven monótonas rápidamente. Los datos son tipos siempre atildados, con cara de serios y pinta de tener mucha plata, pero algunos no tienen ni para el bondi y otros son unos descarados embaucadores.
Una vez adentro de la mansión, las ideas y los datos pueden deambular a gusto y encontrar su habitación favorita, sobre todo las construidas con creencias y aquellas donde se encuentran con conocidos (ideas hermanas, datos afines). Cuando se sienten cómodos, es más difícil sacarlos (sobre todo a las chicas; muchos datos son de irse sin avisar, dejando con suerte una tarjeta para ubicarlos más tarde); por eso el mayordomo tiene que estar muy atento.
Las ideas Clavate Una Pizza de Burgio y
Sandman Debería Ser Una Miniserie, esperando entrar.
Atrás, el dato Record De Almacenamiento de Antimateria (16 minutos y 40 segundos)
Para evitar confusiones y ayudar al mayordomo, en la entrada hay pegado un cartel:
Bienvenido a la mente de Juan Poquito; la casa se reserva el derecho de admisión.
Antes de entrar, por favor tenga en cuenta las siguientes reglas.
Damos preferencia a las parejas. Toda idea que venga acompañada de al menos un dato que la ayude a bajar del auto, será evaluada primero.
Las ideas que aparezcan solas deambulando por la casa, sin su correspondiente entrada serán llevadas a la puerta y tratadas como las que vienen de afuera. Con un poco más de simpatía, tal vez.
Lamentamos no poder acceder a que entren en grupo. Por atractiva que sea la señorita "Técnica respiratoria que produce beneficios garantizados", entrará separada de su melliza "...porque te pone los chakras en sintonía con Sirio 3".
Estos datos no van a entrar, parece.
Sólo pueden entrar datos de buena familia, acompañados de su partida de nacimiento y CV: ¿de dónde salieron? Toda idea que venga acompañada de datos de origen dudoso será inmediatamente sospechada. Si el dato en cuestión es el señor "Usamos sólo el 10% de nuestro cerebro", nuestro personal se encargará personalmente de dicho individuo y la idea será acompañada hasta la puerta con plata para el bondi.
Damas gratis: las ideas no necesitan presentar credenciales, ni pueden aducir que provienen de una fuente de autoridad. Su mejor carta de invitación son los datos que las acompañen. Sí pueden aducir parentesco lógico con las invitadas que ya han entrado (pero ver regla 9).
No, no, no: parentesco lógico. Decir "Soy una terapia que trata al cuerpo como entidad cuántica, de acuerdo con los últimos avances del CERN" hace que seguridad suelte a los lebreles. Tampoco cuenta aducir antigüedad alguna.
Sres. datos: si tratan de colarse con su prima Interpretación, sepan que si la descubrimos será atrapada como una idea más. Gracias por su comprensión.
Srtas. ideas: su prima Presunción Previa, no importa lo calladita e inconspicua que sea, debe ser tratada como una idea más, por separado. A la cola.
Se le dará atención preferencial a las ideas que puedan entrar en conflicto con otras invitadas, si no han sido rechazadas por alguno de los requisitos anteriores. Sobre todo porque...
Las señoritas Determinismo y Libre albedrío,
en una sesuda discusión que lleva ya varios años.
Todo conflicto entre ideas será resuelto por LUCHA EN GELATINA, con dos resultados posibles: derrota ignominiosa de una de las contendientes, que será acompañada a la salida de servicio; o desmembramiento seguido de regeneración, en los que se descubre que lo que parecía una idea eran en realidad varias. Las ideas recién identificadas deberán volver a la puerta y el mayordomo las atenderá. Consejo para principiantes: no te metas con las Leyes de la Física. Y las chicas de la familia Biología no son las niñatas endebles de hace 80 años, te pueden surtir de lo lindo.
Lograda la entrada, como dije, las chicas y chicos pueden deambular a gusto. Algunos, con suerte, lograrán entrar al salón VIP, allí donde se arma lo que, a falta de otro término, llamaré Ideolorgía. Sí, con "r" en el medio. La Ideología es la lista de invidatos al VIP, pero está siempre desactualizada y mal escrita. En la Ideolorgía, ideas y datos se mezclan de manera desordenada, no se entiende muy bien quién está con quien, ni quien hace qué, pero definitivamente todos tienen un objetivo en común.
Eso. Ahora saben en qué estoy pensando mientras guardo silencio en una reunión. Y porqué, cuando voy al baño, se escucha "Everybody dance now!"
Laboratorio de química; foto tomada en 1900. Los armarios me suenan a los del laboratorio de Química inorgánica.
9/9/1918 - Tropas del ejército en un patio de la Universidad Nacional de Córdoba,
luego de desalojar a los estudiantes que la habían ocupado. Tenía alguna pavada que agregar, pero por esta vez la callo.
Cortito: la biblioteca de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales tiene disponible online un coqueto archivo fotográfico, coqueto hasta con botones para facebook y twitter. No es apabullante pero es lindo de ver y de dominio público, que siempre es útil; y hay algunas fotos de momentos históricos, vg "de quilombos varios". Pueden encontrarlo aquí.
Es sabido que mi preocupación por el ambiente no va acompañada de una militancia abrumadora. Algo de eso, por supus, debería de cambiar; dicho esto como el que dice "y, unos kilitos tendría que bajar", antes de proceder a bajarse unos kilitos de bondiola.
De todas maneras, como contribución a las causas ambientalistas, hoy quiero rendir homenaje a mi objeto detestable antiambiente número 1: la bolsa.
(Producción, esta parte la quiero decir en medio de un campo bajo un olivo, con polera y saco como Carl Sagan)
La posición bípeda le trajo a la especie humana la fantástica ventaja de poder llevar objetos con facilidad. Pero somos como somos, y no tardaríamos en querer llevar mucho más de lo que nuestros brazos nos permitían, si es que no los teníamos ocupados cargando a la cría. Así nació, en algún momento, la bolsa.* (Gracias producción, vuelvo al estudio)
La bolsa, cartera, mochila, alforja, etc.es un invento necesario, incluso imprescindible para explicar el desarrollo de la civilización, junto con la bisagra y el cepillo de dientes. Pero como con todo, nos fuimos al carajo. Las bolsas -y los cepillos de dientes, pero no la noble bisagra- medraron como conejos mutantes, hasta invadir todo el universo conocido, en la particular forma de basura. Ideal para tapar caños, engancharse en las ramas, flotar hasta el gran giro del Pacífico, ahogar animales y vaya uno a saber qué mas, la bolsa es la excrecencia número uno de nuestras actividades cotidianas. Su vida útil es de una cortedad lamentable teniendo en cuenta el número de veces que se usan, y cuanto tiempo, comparados con el tiempo que se necesita para elaborar el material y fabricarlas; ni hablar del tiempo geológico de "producción" del petróleo.
Para contribuir entonces con la causa, he aquí un top ranking de bolsas, en orden creciente de odio personal.
Bolsa de tela. Noble en su origen textil y en su material reciclable, la bolsa de tela es una rareza que generalmente obtenemos en algun congreso o negocio recien inaugurado. Viene con unas manijas de unos 25-30 cm de extensión, separadas unos 15 cm de un extremo a otro de la manija. Gracias a este singular diseño, la podés llevar en la mano, bamboleante y, si te da la altura, golpeando contra el piso, o en el hombro, incrustada en el sobaco de manera muy incómoda y antihigiénica. Suelen nacer como transportadoras de libros o material mayormente chato, por lo que no resultan muy adecuadas como bolsas de la compra, que es en lo que terminarán. A la segunda vez que compremos papas, quedarán inmundas, pese a lo cual es muy improbable que las lavemos e igualmente improbable que las volvamos a usar. En todo caso, más culpa nuestra que de la bolsa.
Bolsa de tela plástica. Ídem a la anterior pero más fuerte, sus manijas están hechas con correas vinílicas capaces de cortar un jamón crudo y ni hablar de tu hombro. Podrían durarnos años, pero la costura de la citada correa vinílica se descose justo cuando estamos cruzando la calle al volver de la verdulería. Una vez descosida, nos da cosa tirarla de lo buena que es, pero no la coseremos. Terminará junto con sus congéneres de tela en el lavadero o cuarto similar.
Bolsa transparente de verdulería. Sí, la transparente sin manija. Esas que se usan para embolsar por un lado las papas y por otro las cebollas, que luego tiraremos sin ceremonia en un cajón común. Esas que separan las frutas unas de otras, con destino idéntico. Esas que son atadas con un nudo que sólo se desarma con la técnica de Alejandro Magno: rompiendo la bolsa. Esas que acaban con cualquier intención ambientalista que hayamos tenido llevando la bolsa de tela. Los supermercados la justifican por el tema de etiquetar tu compra. Pero le pregunto, señor verdulero: ¿para qué, para qué, PARA QUÉ CUERNOS SEPARA TODO EN BOLSAS? Embolsar las papas, sea, pero ¿de qué se contagian las mandarinas si las pongo junto al perejil, eh?
Bolsa "bebedero de caballos". Falta una hora para ir al cumpleaños de tu amiga/novia/madre/abuela, y decidís que este año será un cosmético (bah, es el negocio que estaba en la cuadra). Entrás a un lugar todo blanco con estantes de vidrio y prolijos potitos alineados. Te decidís por no hipotecar tu casa en las cremas rejuvenecedoras, esplendecedoras y furfifilifidoras, con extractos de plantas y animales exóticos, y le entregás a la vendedora un pomo de gel transparente que, sospechás, contiene agua con gel y perfumito. Cuando terminás de pagar vas al mostrador y la vendedora te entrega un Objeto. El Objeto es desproporcionadamente grande para lo que compraste. El Objeto tiene papel de seda, o viruta de madera, o ambas cosas, protruyendo generosamente en todas direcciones. El Objeto es, además, liviano, para desconcierto de tu sistema nervioso, que no sabrá qué hacer con él. El Objeto, claro está, es una bolsa. Pero no cualquiera: la bolsa "bebedero de caballos" es de cartulina gruesa, plastificada, y con manijas de tela pasadas por agujeros de la bolsa y anudadas. Es un ejemplo de ingeniería de la rotura: se puede escurrir el nudo por el agujerito, se puede romper la cartulina, se puede doblar perdiendo toda estructura... es genial. Pero esto es común a todas las bolsas de lugar chetongo. Lo que caracteriza a la bolsa "bebedero de caballos" es su forma, más alargada que alta, que la hará absolutamente INÚTIL para cualquier uso práctico, como no sea encajársela a un conocido en el próximo asado, con un taper de ensalada. Los libros se caerán, los objetos pequeños harán trampolín de un lado a otro hasta eyectarse. Ah, pero qué linda que es; no vayamos a tirarla. Diseñadores industriales: la bolsa "bebedero" es una mancha en vuestro honor. Eliminadla.
Bolsa de delivery de supermercado. Comparado con ir al supermercado, pedir a domicilio implica menos bolsas. Pero las que sí nos llegan... qué maravilla. Con un formato casi idéntico a la "bebedero", la utilidad de la bolsa de delivery es cubrir el canasto y permitir que los muchachos se vayan tan rápido como puedan de nuestras casas. Y uno se queda con unas bolsas de un tamaño descomunal, que sólo se pueden cerrar atadas de formas exóticas, aptas tal vez, si se juntan suficientes para rellenar un futón. Supermarkets: si utilizaran bolsas de tela tamaño canasto, prometo que las devolvería cada vez. En serio. Por si no se dan cuenta, no quiero ni una sola bolsa más. Dale, Cotarrefour, media pila.
La obvia: bolsa de supermercado. Otra ma-ra-vi-lla de la tecnología. Finita finita finiiiiiiiiita como para gastar menos plástico... así que hay que utilizarlas de a dos o tres en cuanto el contenido supera el medio kilo, revirtiendo el ahorro. Por si acaso, toooooodo va tan separado como sea posible... y eso que nada carece de su propio paquete. En el trayecto a casa, las manijas se estiran hasta alcanzar un grosor de hilo dental, ideal para clavarse en tu mano hasta sentir que estás en una remake de Hellraiser. Ok, estoy en falta, puedo ir con changuito, ya lo sé. Consíganme un changuito mellizo para la compra del mes, porfi. De todas formas, esta bolsa es la estrella en cuanto a versatilidad, y resulta bastante útil como bolsa de basura.
La bolsa de cortesía. ¿Qué nos pasa a los argentinos porteños? ¿Estamos locos? No podés comprar una golosina sin que te den bolsas, de la misma horrenda calidad que las de supermercado, aunque seguramente no degradables. En serio, no pasa con un chocolatín, pero un paquete de galletitas ya viene con su bolsa. La rechazo una y otra vez, pero más de uno me dice "pero no, es sólo una bolsita" y me la encaja, y yo, de puro pusilánime, acepto. A veces saco mi compra de la bolsa y la dejo en el mostrador, pero tengo la incómoda certeza de que ya pasó a ser basura. Amigo, amiga: just say no. Propóntelo, propónselo. Mostrale que tenés una cartera, mochila, bolsillo o pulgar oponible.
And the winner is... la bolsita de farmacia. ¡AAAAAAAARRRRRRRRRGGH! ¡Qué odio que me da! Aquí no hay cobardía que valga: indefectiblemente les dejo en el mostrador esta porquería, este adefesio, esta quintaesencia de la estupidez humana. Es la bolsita de farmacia, esa miniminiminúscula, que te dan cuando compraste un paquete de pastillas con su caja o dos caramelos. Una bolsa que ni siquiera se puede tomar por sus asas, que sólo sirve como envoltorio de lo ya envuelto. La bolsita termina, con su contenido, en nuestro bolsillo o en nuestra mano. Un desperdicio de materiales, energía, recursos naturales y tiempo. Amigo, amiga, enemigo, enemiga: no la aceptes. El pulgar oponible es tu amigo.
NO A LA BOLSITA DE FARMACIA. ¡PULGARES DEL MUNDO UNÍOS!
Es tu amigo contra la proliferación de bolsas. Dale las gracias.
Pará, pará ¿de verdad estás leyendo esto? ¿Que querés, que te hable de las bolsas de papel con manijita de ídem, que se rompen solas? ¿De las que envuelven cada componente cuando compras un aparato? Masoquista... mejor escuchate esto:
* Sí, "en algún momento", que para cosas serias están los historiadores. Lo mío es la sarasa. Basta, en serio, ya terminé.
Jacinto cita a la bella, la reflexiva Ludmila en un rincón del prado. Toma una de las manos de Ludmila, la izquierda, pequeña como una alondra, y pregunta:
-Ludmila ¿te casarías conmigo?
Entonces, algo maravilloso sucede: Ludmila piensa. En su cerebro, a una velocidad pasmosa, se suceden cientos de escenarios posibles. Lujuria, codicia, cautela, desenfreno, sensatez y sentimientos presentan sus cartas una a una. Ludmila debe contestar.
Puede que, por ejemplo, diga "sí". Más tarde, volverá a su casa y su madre le dirá "¿Cómo vas a casarte con ese pobretón?". Y Ludmila explicará que Jacinto es pobre pero talentoso, y que confía en que prosperará. O que es pobre pero amoroso, y la cuidará.
También puede ser que Ludmila niegue su mano (la izquierda, pequeña como una alondra). Ya en su casa, su madre le dirá "¿Pero cómo te negaste a ese buen muchacho?" Y Ludmila responderá que no está segura de sentir amor; o que está enamorada pero el amor no lo es todo. O que es amoroso, pero pobre, y no podrá cuidarla.
Todo esto pasa en el cerebro de Ludmila. Al final, dirá que sí, o que no. Sus razones serán varias, y quedarán ocultas detrás del monosílabo. Pero estarán ahí. Que un acto sea simple no significa que sus motivos no sean complejos.
Ahora bien, hay una opción que no tiene lugar en la cabeza de Ludmila. Es esta: frente a la pregunta de Jacinto, Ludmila grita "¡Lalalalalá! ¡Arransansan, arransansan, guli guli guli guli ransansán!" y sale corriendo por los prados, sin contestar.
Esta opción no pasa por la cabeza de Ludmila porque, dijimos, Ludmila piensa. Y sabe que, de hacer eso, Jacinto no le hablará más, su madre no le abrirá la puerta y nadie le pediría jamás ni la hora. Responder sí o no es un acto concreto, con su justificación compleja detrás de su aparente, traicionera sencillez. No responder, en cambio y en este caso, es un no-acto, una no-respuesta, una falta de respeto, una cobardía y (acompañado de correr por los prados) una soberana mentecatez.
Eso nomás. ¿O es que no puedo, alguna vez, hablar de política?
Esto lleva un ratito dando vueltas por la red, primero como texto y luego como video. Se trata de la respuesda del astrofísico Neil DeGrasse Tyson, un divulgador norteamericano, frente a la pregunta "¿Puede compartir con nosotros cuál es el hecho más asombroso del Universo?".
Ya que estamos, rescato este enlace que estaba entre mis numerosas entradas en borrador. Una completa guía frente a los argumentos que buscan negar el cambio: Argumentos escépticos y su respuesta científica.
¿Verdad que tenían ganas de que Juan Poquito les alegrara el día? Entonces les encantará saber que los habitantes de la república insular de Kiribati están buscando mudarse a Fiyi, porque sus islas están siendo tapadas por el agua.
No es la primera vez en la historia de nuestra especie que ocurren migraciones debido a cambios en el clima. Pero esta podría ser la primera en que el cambio viene producido por la mano del hombre. Digo "podría" porque tambien es posible que sean las islas las que se estén hundiendo debido a su origen volcánico.
Lo importante: los kiribatianos-kiribatienses-kitribatos-kiribuayos-kiribateños se mudan a Fiyi porque está cerca, aunque también es un país insular y tal vez no tan distinto. Pero claro, está cerca. Moooooraleja: los que puedan, vayan comprando terrenos en General Conesa, Madariaga o Dolores, que con un poco de ayuda del CO2 la gente de la costa Atlántica en cualquier momento se los va a querer sacar de las manos.*
Y para que se entretengan, una charlita explicativa (en inglés, con subtítulos en ídem) sobre el problema del cambio climático. Noten que la propuesta de solución es económica, bastante en los lineamientos del libro Capitalismo 3.0 que alguna vez comenté.
*Sólo una propuesta. Juan Poquito SRL no aceptará ningún reclamo por parte de cualquiera que siga este o cualquiera de sus consejos. Capaz que el agua no llega tan lejos, o sí, o ve tu a saber. En todo caso, si van para Dolores, traiganme un queso de campo.
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Actualización: gracias al comentario de Gus, aquí tienen el aspecto de la costa atlántica con 1m de subida del nivel del mar, que es un poco más de lo que figura en el informe del IPCC. Parece que capaz que los balnearios no se unden, pero la ruta va a ser un poquito más complicada. Pero miren el lado bueno: ¡subiría la pesca del pejerrey!
Tenía que poner este video porque ¿quien no se conmueve viendo una cruza de rata con pecarí con conejo con ratón sin pelo? Y de paso, aclarar una confusión animada-zoológica.
¿Recuerdan los dibujitos de la hormiga y el oso hormiguero que acompañaban los dibujitos de la pantera rosa? ¿No? Bueno, eran así:
Y si buscan una imagen de oso hormiguero, es un tipejo así:
¡Las orejas! ¿Por qué tiene las orejas tan grandes el del dibujito? Me lo pregunté mucho tiempo hasta que descubrí el año pasado que aardvark (el nombre del oso hormiguero en inglés) no es el oso hormiguero sino el CHANCHO hormiguero africano. Que además tiene otro nombre, el segundo de mis favoritos después de ornitorrinco.
Con ustedes, el oricteropo. Y de paso, un oricteropo bebé.