A raíz del video de ayer, el público solicitó explicaciones de lo que Leon Lederman explicaba de tensión superficial. Así que aquí va una breve expliqueta al estilo Juan Poquito.
La tensión superficial: esa incómoda espera en la entrada.
En un líquido, las moléculas que lo forman se atraen levemente entre sí. Por eso, es un líquido: si las moléculas se unieran entre ellas, sería un sólido. Si no se dieran pelota, andarían sueltas por allí y en lugar de un líquido tendríamos un gas. Por supuesto, la interacción con otras moléculas, como las del aire, es posible. Y dado que en el aire hay más lugar, finalmente las moléculas del líquido se dispersarán hacia allí. Pero en un tiempo corto, las moléculas del líquido preferirán la atracción entre ellas a la atracción del espacio libre, o a la atracción de las moléculas del aire. A mí se me hace similar a la situación de personas conocidas en una fiesta con mucha gente: tras mirar un poco a uno y otro lado, escamoteando canapés, se van juntando grupos afines que le dan la espalda al resto del mundo, hasta ocultar que se afanaron una bandeja directamente de la cocina. Una cosa así:
Los hombres de gris tienden a juntarse, y en el proceso, forman un círculo. Las gotas de un líquido tienden a formar esferas, que la gravedad deforma.
Ahora bien, si uno quiere entrar en la conversación del grupo (y robar una albóndiga), va a tener que hacerse lugar, vencer cierta resistencia, empujar un poco para meterse entre las moléculas. Esa fuerza que hay que hacer es la tensión superficial.
El señor que habla con Leo en el video es un fotógrafo especializado en líquidos, y le pregunta cómo puede hacer para conseguir más gotas. Leo propone una solución: que le agregue sal o azúcar al agua. (¿Entendieron? Una solución. ¡JA!)
Lo que sucede entonces es que, mezcladas con las moléculas de agua, aparecen otras que también son atraídas por ellas. Entonces ya no es tan sencillo que las moléculas del líquido formen grupos cerrados, por lo que la tensión superficial es menor, y el líquido se rompe más fácilmente entre en gotas más chicas. Es como si metiéramos en medio de la reunión un montón de adorables e inquietos cachorritos:
Así que ya saben: si quieren romper la tensión superficial, agreguen un segundo en discordia al líquido. Y si es una reunión, lleven un cachorrito, y van a ver qué levante.
Y ya que estamos: la tensión superficial, para nosotros, es una pavada que rompemos con el dedo. Pero para otros bichos, crea un mundo nuevo. Por ejemplo, para los insectos de la familia Gerridae, que directamente caminan sobre el agua. Miren qué mononos:
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