Hace rato que discutimos con los amigos acerca de los caminos que debe/puede tomar el arte en esta época de digitalización y copia casi gratis. Amanda Palmer nos da una alternativa. No es necesariamente la única, pero apoyo.
Seguro que querías saberlo: la relatividad especial establece que en un objeto en movimiento, el tiempo transcurre más lentamente que en uno quieto... siempre y cuando estemos en el marco de referencia de lo que denominemos "quieto". Es decir, que si tomás el proverbial tren que viaja a velocidades cercanas a la de la luz (o el 39 de madrugada por Talcahuano, que es casi lo mismo), y te despedís de Filomena que te mirá mientras te alejás. Filomena verá que tu reloj atrasa, y vos verás que el de ella es el que irremediablemente atrasa. Y como consecuencia más humanocéntrica, los dos verán que envejecen más que el otro.
Entonces llega el Dr. Paul Langevin (gracias Wikipedia) y te dice, sí, todo muy lindo, pero si hay dos señores (para hacerlo más dramático: hermanos gemelos) y uno se toma el 39 hasta Alfa Centauri, a velocidades cercanas a la de la luz, y vuelve, resulta que el viajero permaneció joven y el otro con suerte sigue vivo. ¿No es que el movimiento es relativo? Ahí tenés, la paradoja de los gemelos.
Porque para emociones fuertes, el transporte público.
La paradoja no es tal, porque por allá arriba comenzamos con "la relatividad especial...", que es la teoría de la relatividad aplicada a marcos de referencia que no sufren aceleración, es decir que están quietos o en movimiento rectilíneo uniforme (MRU ¿se acuerdan?). Y cuando el muchacho del bondi decide dar la vuelta, tiene por fuerza que desacelerar, detenerse aunque sea infinitesimalmente y volver (aunque no descartemos las habilidades sobrenaturales de los choferes de la 39). Así que en algún momento de su viaje deja el MRU, se pone a hacer todas las cuentas que figuran en el artículo de Wikipedia, y cuando vuelve, encuentra a su hermano más viejo. O, más probablemente, no encuentra vivo a su hermano ni a nadie que conozca.
Pongamos entonces que una nave sale con voluntarios a buscar un planeta habitable. Pongamos que encontraron el planeta y prepararon la colonia. Pongamos que alguno vuelve para avisar. Pongamos que alguien piense que esa historia tiene un aire country, de colonos llegando a América. Pongamos que ese alguien se llama Brian May y les compone una canción.
Aquí está: '39
In the year of '39 assembled here the Volunteers
In the days when lands were few
Here the ship sailed out into the blue and sunny morn
The sweetest sight ever seen.
And the night followed day
And the story tellers say
That the score brave souls inside
For many a lonely day sailed across the milky seas
Ne'er looked back, never feared, never cried.
Don't you hear my call though you're many years away
Don't you hear me calling you
Write your letters in the sand
For the day I take your hand
In the land that our grandchildren knew.
In the year of '39 came a ship in from the blue
The volunteers came home that day
And they bring good news of a world so newly born
Though their hearts so heavily weigh
For the earth is old and grey, to a new home we'll away
But my love this cannot be
For so many years have gone though I'm older but a year
Your mother's eyes in your eyes cry to me.
Don't you hear my call though you're many years away
Don't you hear me calling you
All the letters in the sand cannot heal me like your hand
Alguna vez, las fronteras entre ciencia y arte fueron más difusas que ahora. Sobre todo, con esa parte del arte que deriva en la palabra artesano. Incluso en la ciencia moderna, hay más de artesanía de lo que la mayoría imaginamos. Y ni hablar si tu presupuesto es de los que viene como una guinda a un cañon, parafraseando a Estanislao del Campo.*
Esta belleza de video, dirigido por Spiros Rasidakis y Dimitris Ladopoulos, muestra la hechura de una guitarra, y le agrega un toque infográfico. Miren la separación entre los trastes: hay tanto arte como ciencia entre ellos. D'Alembert, Daniel Bernoulli, Euler, Savart, Fourier, Galileo, Hooke y tantos otros físicos y matemáticos han estudiado las relaciones entre el sonido y la vibración de las cuerdas**. No faltará quien diga "ya, pero los luthiers y los músicos lo sabían de antes"; y en parte tendrán razón. Pero (tal vez, a veces, maticen a gusto) la diferencia entre un saber y otro sea la diferencia entre el admirar a una mujer -o por caso, una guitarra-, y el perderse maravillado en cada uno de sus detalles.
Los dejo con el video y, para los que quieran algo de ciencia, con un poco de acústica.
Ufa, ufa, ufa. ¿Para cuando contenido real en esta cosa que me obstino en mantener? Respuesta: ni idea, chavo. Por ahora, siguiendo con el tema general "lo que me pase por la cabeza":
Aprendí del filósofo argentino Jorge Porcel que la diferencia entre el tango y el bolero es que en el bolero la mina se está yendo y en el tango ya se fue. Siguiendo este útil método clasificatorio, uno podría alinear una buena cantidad de canciones ¿no? Por lo tanto, aquí tienen un jazz-blues-bolero en el que la mina/mino se está yendo, pero en el que, a diferencia del bolero patrón, la atención está puesta en lo mal que lo va a pasar ella/el, y no la voz cantante. Algo así como "La media vuelta" jazzera.
*inicia voz de locutor*
De Turner Layton y compuesta en 1918 "After you've gone", interpretada en 1994 por Las Blacanblus.
*fin de voz de locutor*
Una versión de la letra (de Nina Simone, no exactamente la que cantan las Blac):
After you've gone and left me crying,
After you've gone there's no denying,
You'll feel blue, you'll feel sad,
You'll miss the greatest mama that you ever ever ever had.
There'll come a time, don't you forget it,
There'll come a time when you'll regret it.
Some day when you grow lonely,
Your heart will break like mine and you'll want me only,
After you've gone, after you've gone away
After you've gone and left me crying,
After you've gone there's no denying,
You'll feel blue, you'll feel sad,
You'll miss the greatest pal you ever had.
There'll come a time, don't you forget it,
There'll come a time when you'll regret it.
Some day when you grow lonely,
Your heart will break like mine and you'll want me only,
After you've gone, after you've gone away
Oh yeah
After you've gone, after you've gone away
Este muchacho no sabía qué hacer para aumentar su sex-appeal. Entonces, con ayuda del hardware abierto Arduino, unos cuantos electroimanes, y unas cuantas horas de geek-time, se armó su propia banda y ¡ahora sí! ¡Las minitas! ¡LAS MINIIIIIITAAAAAAAAS!
Qué bueno que en el mundo haya tanta gente del carozo.