19 de diciembre de 2014

Feeling good, un libro de autoayuda con algo de ciencia detrás

Feeling Good: The New Mood TherapyFeeling Good: The New Mood Therapy by David D. Burns
My rating: 4 of 5 stars

Hacía mucho, mucho que no leía un libro de autoayuda. Aunque creo que es bueno leer alguno (ayuda a hacer una checklist de aspectos problemáticos de la vida, al menos), la mayoría son un conjunto de perogrulladas y simplificaciones. Pero este sobre la depresión, escrito por un psiquiatra y basado en las terapias cognitivo-conductuales, me dio curiosidad. Pocas veces se encuentra uno un libro de estos que comience hablando de estudios que evidencian lo efectivo de su uso. Además, con otro plus: no estaba particularmente deprimido al momento de leerlo; de manera que fue por leer nomás.

La base de la TCC es que no son las emociones las que modifican tu pensamiento sino al revés. El objetivo entonces es identificar esos pensamientos, reflexionar sobre ellos, encontrarles la falla (o no) y desarmar así la depresión. La primera parte consiste en analizar pensamientos negativos comunes y dar estrategias para desarmarlos.
Planteado esto, llegando el segundo tercio del libro da la sensación de que, como pasa con este tipo de obras, todo va a comenzar a repetirse. Pero no: se pone interesante. Se pone a analizar cómo reaccionar frente a las agresiones y las críticas, por ejemplo, lo que me resultó tan interesante como inesperado. Hasta dedica un capítulo a los fármacos antidepresivos, con bastante detalle.

Como digo: algún libro de autoayuda hay que leer. Este es una muy buena opción. Aunque no estés deprimido.

Otras reseñas en Goodreads

9 de septiembre de 2014

American Gods, dioses a mogollón

American Gods (American Gods, #1)American Gods by Neil Gaiman
Yo le doy: 4 of 5 stars

"Era un sueño, y en los sueños no tenés opciones: o no hay decisiones que tomar, o fueron hechas mucho antes de que el sueño siquiera comenzara."

Noticia vieja: si un libro tiene suficientes críticas en Goodreads u otro foro similar, no se necesita ningún crítico para que te diga cómo es. Pero al igual que el crítico, no te sirve para saber si el libro te gustará o no.

American Gods está más cerca de Sandman que sus otros libros. La historia extiende una de las ideas de "Estación de nieblas" y "Vidas breves": los dioses están entre nosotros y viven mientras alguien crea en ellos o los adore, directa o indirectamente. Los dioses, entonces, van a donde esté la gente. Y si la gente va a los EEUU, allá van a pasarla mal, porque nadie cree en ellos.

Y además, es un policial más bien sombrío, en el que un exconvicto llamado Shadow es arrastrado de un lado a otro, como en un sueño, sin decisión posible. Lo cual es lógico: el pobre tipo está rodeado de divinidades. Muchos, muchos dioses. Tantos como Gaiman pueda encontrar. Más un par que se inventa, una esposa muerta, muchos autos, los dioses de la Internet y los Medios y algunos de los lugares reales más extravagantes del gran país del norte.

El resultado es atrapante, siempre que no busques cosas como emotividad o personajes con los que identificarte, porque no los hay. De ahí le llegan las críticas negativas a esta novela. Si querés un Gaiman emotivo y mágico, buscate "El océano al final del camino". El de aquí es cerebral y canchero en onda erudita.

Por otro lado, entre lo que Shadow desconoce y el amor de Gaiman por las cosas que no se explican del todo, los hechos son también bastante raros y sin justificación aparente... hasta que venís a Goodreads y comenzás a leer las citas. En ese momento te das cuenta de que el libro, además de estar lleno de frases geniales y de comentarios irónicos, abunda en elementos que encastran unos con otros para construir, si no una explicación, un todo más coherente de lo que parecía.

Ahora quiero leerlo de nuevo, maldito Neil.




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2 de septiembre de 2014

"Vania y los planetas", o de las malvadas clasificaciones heteróclitas

Esas ambigüedades, redundancias y deficiencias recuerdan las que el doctor Franz Kuhn atribuye a cierta enciclopedia china que se titula Emporio celestial de conocimientos benévolos. En sus remotas páginas está escrito que los animales se dividen en (a) pertenecientes al Emperador, (b) embalsamados, (c) amaestrados, (d) lechones, (e) sirenas, (f) fabulosos, (g) perros sueltos, (h) incluidos en esta clasificación, (i) que se agitan como locos, (j) innumerables, (k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, (l) etcétera, (m) que acaban de romper el jarrón, (n) que de lejos parecen moscas.
Jorge Luis Borges, El idioma analítico de John Wilkins
Ah, las enumeraciones heteróclitas. Un recurso poético inolvidable, casi siempre efectivo a la hora de provocar asombro. Amigo escritor; no dude en utilizarlo. Dele rienda suelta a la asociación libre, o mejor aun, a la no asociación, y escriba, por ejemplo: "Bajaban en confuso malón por la ladera: dioses de seis ojos, faunos, cardúmenes, mañanas con niebla, tostadoras, eunucos, bailarinas y servilletas de lino" Ahí lo tiene: la gente admirará la inventiva, la capacidad del autor para las asociaciones más insólitas, sin saber que son ellos los que hacen el trabajo asociativo.

Se trata de un recurso muy lindo, muy poético pero, admitámoslo, nada original: todo aquel que haya tratado de ordenar cualquier cosa de complejidad superior a una caja de ocho crayones sabe que la vida es, en todos los aspectos, una enumeración heteróclita. Del cajón de los cubiertos al armario de la ropa, pasando por la caja de herramientas tras escalar la indomable carpeta "Mis documentos"; no importa cuan nobles sean nuestros esfuerzos,  la clasificación es imposible. Tarde o temprano tendremos una pila amenazadora de "inclasificables", "otros", "varios", "miscelánea" o cualquier otra palabra que nos diga que hemos fracasado.

Siendo el punto: "Vania y los planetas", de Eduardo Abel Gimenez. O más bien, siendo el punto: cómo hablar de "Vania y los planetas" sin deschavar el libro, sin contar el final.

Porque "Vania" es una novela entrañable, amable, con un cuidado en el lenguaje y un ritmo, una cadencia increíble y un argumento sobre el que me encantaría decir algo; pero también es una historia con vuelta de tuerca. Entonces, para no hablar del argumento, hablaré de la tapa. Esa que dice que el libro es de editorial Edelvives, colección Ala Delta, serie verde, para 10 años o más. Parte de eso que llaman "LIJ", literatura infantil-juvenil. Que es donde discrepo porque para mí, "Vania" es una novela para adultos. Lectores maduros, como ponen en los comics.

Sí, el protagonista es un chico, y la mirada del relato es la de él. Y el libro va de relaciones con los padres, con la enfermedad de una abuela, con la vecinita de enfrente que a lo mejor me tiene loco de amor, con ser parte y al mismo tiempo no ser parte de ese otro planeta que es el mundo. Todas cosas que un chico de diez o más puede entender, con las que va a identificarse. Todo bien por ahí.

Pero Vania es también una novela sobre lo que no se dice, sobre lo que está en el mundo del protagonista pero no sabe o no quiere ver, no sabe o no quiere descifrar. Al mismo tiempo es consciente de que es parte de una tradición, la de las novelas sobre lo que no se dice, sobre lo que está en el mundo del protagonista pero no sabe, etc. También es una novela de esas en las que se juega con los límites entre lo real y lo imaginado, y nuevamente es consciente de serlo. De esa conciencia sale un juego riesgoso, pero que transforma un relato entrañable en un relato que desafía las expectativas del lector. Siempre y cuando ese lector sea adulto. Si es un chico de diez años, difícilmente tenga las herramientas para ver el juego. Entonces, ¿qué hace este libro en esta colección?

Un amigo me dio una versión editorial del principio antrópico: si no estuviera en esa colección, si no existiera la LIJ como concepto, el libro no sería publicado. Concedo, pero me quedo con la impresión de que nos estamos quedando cortos, de que una vez más la vida y su anormal preferencia por las enumeraciones heteróclitas nos está jugando una mala pasada.

Al fin y al cabo, nada más heteróclito que la clasificación de ficción: por su tema (policial, romance, ciencia ficción), por el efecto en el lector (thriller, terror), por el período en que transcurre la historia (novela histórica), por el período en que fue escrita (clásicos, contemporáneos). Sí es seguro que, como dice mi amigo, cuando no hay un cajón donde ubicar una historia, menos probabilidad tiene de ser publicada. Pero me temo que en algunos casos, como este, la clasificación también hace que muchos lectores disfrutantes potenciales no se topen con ella.

Con lo cual: sí, regalale "Vania" a tu sobrino o sobrina de diez. Pero ponele una nota que diga "Seguí leyendo y volvé a leerla a los 30". (Estoy siendo generoso, no sea que nos salga de poco leer.) O mejor aún: comprala para vos, y leela despacio una tarde tranquila. No pienses que es LIJ; pensá que es literatura, y que las clasificaciones se las quede Borges. Cuando termines, no olvides mandarme un mensaje así hablamos del libro y no de la tapa.

PD: estas son las primeras cinco imágenes que salen en Google imágenes al buscar "Vania y los planetas". Tomá heterocliticidad.

4 de febrero de 2014

Dos libros ateos dos

God is Not Great: How Religion Poisons EverythingGod is Not Great: How Religion Poisons Everything by Christopher Hitchens
My rating: 2 of 5 stars

Durante mucho tiempo tuve como política no leer cosas con las que sabía de antemano que estaría de acuerdo, o cosas que ya sabía. Con el tiempo, descubrí que leer varios libros de divulgación sobre un mismo tema me ayudaba a entenderlo mejor. (Sí, lo sé, soy un visionario). Y un día leí "El gen egoísta" y recuperé el amor por la biología.
De todas maneras, nunca me imaginé leyendo libros sobre ateísmo, o contra la religión, ya que no necesitaba reforzar mis ideas ateas. Pero como los ateos no tenemos integridad moral, terminé leyendo el libro de Hitchens "Dios no es grande: cómo la religión envenena todo".

Aunque en algún lado dice que espera convencer a alguien, dudo que este libro logre volver ateo a nadie. Hitchens toma la premisa del título y se dedica a probarla mediante la acumulación de ejemplos en dos direcciones: mostrar el evidente origen humano de los libros sagrados e ilustrar los actos de violencia generados por las religiones. Están las obligadas referencias a la brutalidad del dios del Viejo testamento, las contradicciones del Nuevo, las atrocidades del islamismo y un interesante capítulo dedicado al budismo. También responde a algunas de las defensas clásicas de la religión. El conjunto es una galería de horrores que acaso le sirva como herramienta a un ateo de los que gustan discutir, pero que aporta poco a los que ya han pensado estas cuestiones y será un tanto apabullante para los creyentes.

No faltará quien acuse a Hitchens de centrarse solo en los aspectos negativos de la religión. Pero, como dijo alguna vez John Cleese, eso es equivalente a que un asesino se defienda diciendo "pero claro, se centran en eso y no en que pago mis impuestos y trato bien a mis hijos".

En todo caso, si bien me llené de datos interesantes y jugosos, el libro no me dejó mucha marca más que la curiosidad de ver cómo encararía el tema otra persona, casualmente, el autor de "El gen egoísta". Y allá fui.

The God DelusionThe God Delusion by Richard Dawkins
My rating: 4 of 5 stars

"El espejismo de Dios", de Richard Dawkins, es mucho más llevadero que el libro de Hitchens. Dawkins comienza afirmando que las religiones son un flagelo, y provee ejemplos surtidos a lo Hitches. Pero su mayor preocupación es tratar la hipótesis de la existencia de un dios como hipótesis científica; y por lo tanto toma un camino más "filosófico" (por supuesto, lo acusan de no estar versado en teología, como si eso invalidara per se sus argumentos). El recorrido de este libro ofrece muchos más argumentos interesantes y aristas para discutir, más allá de la acumulación de ejemplos de lo malas que han sido las religiones en la historia humana. Discute posibles fundamentos evolutivos de la religión, se encarga un poco de discutir con el creacionismo (un poco, porque ya les ha dedicado libros enteros) y adopta, sobre todo al final, una perspectiva más "humanista" que Hitchens. Por ejemplo, en uno de los pocos párrafos que le dedica al budismo, considera la falta de caridad de pensar que un minusválido está pagando por los hechos de su vida anterior; mientras que Hitchens dedica todo un capítulo a las acciones bélicas impulsadas por esta religión (que Dawkins ubica más hacia el lado de la filosofía).

¿Convencerá a alguien el libro? Seguramente no, y Dawkins lo sabe, se le nota en el respeto con que trata de hablar de las personas religiosas y al mismo tiempo afirmar que están completamente equivocados. Sin embargo, plantea preguntas interesantes hasta para los ateos que no necesitan ser convencidos; y si al lector no le gustan las respuestas que el libro propone, al menos tendrá material para reflexionar.

En conjunto, ha sido un viaje interesante, pero por un camino que no me siento muy inclinado a recorrer.

7 de mayo de 2013

Pedir desde el arte y el arte de pedir

Hace rato que discutimos con los amigos acerca de los caminos que debe/puede tomar el arte en esta época de digitalización y copia casi gratis. Amanda Palmer nos da una alternativa. No es necesariamente la única, pero apoyo.

29 de abril de 2013

Enlaces útiles para iniciarse en el epub (con e, todos sabemos que en el pub te iniciaste hace rato)

La semana pasada estuve en la feria del libro hablando sobre los formatos del libro digital durante las Jornadas de edición universitaria. O más bien, de cómo se supone que el formato epub3 es lo que se viene se viene se viene... si los dispositivos de lectura acceden a implementarlo. Después de la charla acordamos pasar enlaces y una muestra de cómo se ve un texto etiquetado. Junté ambas cosas en un solo documento y ya que está la comparto. Cualquier cosa, me chiflan.

 


¿Vieron qué lindo esto de embeber Google Docs en blogger? Me lo enseñó el video de abajo. Eso es lo mejor de interne, está lleno de gente que quiere enseñar.

9 de abril de 2013

Un poco de aritmética

Advertencia: lo que sigue es, en términos académicos, "cualquiera". Más poner en letras ideas dispersas y poco originales, para ver que sale, que otra cosa. Ah, cierto que así es todo este blog. Miren, pongo un gatito para compensar y decorar en Facebook.
¡Yo no tengo nada que ver!
¡Sáquenme del aquí!

Episodio 1:  La vida color de rosa

El jueves pasado llevaba dos bolsones de ropa en desuso de mis chicos a la sede de una medianamente conocida agrupación política.

Mientras tanto, en la radio, la filósofa argentina Julieta Pink decía desde la radio que ser solidario con lo que a uno le sobra no era tan solidario, que era un acto egoísta para sentirse bien con uno mismo; y que la verdadera solidaridad consiste en compartir lo que se tiene. Como no tenía nada que hacer más allá de lidiar con el tránsito endemoniado, los semáforos que no funcionaban y mis dos hijos en la parte de atrás, me puse a pensar cuánto de razón tenía.

Por un lado, por supuesto, no me caía bien el comentario. Yo estaba realizando un esfuerzo para llevar eso que me sobraba a quien pudiera darle uso. Bien podría haberme quedado en casa, o haber sacado esas bolsas, apartadas hacía meses para donarlas, a la calle. Así que no me iba a convencer así nomás que el mío no era un acto solidario (AS). Pero por otro lado, el argumento tenía su colorcito de verdad. ¿Entonces?
Desde un punto de vista utilitarista, en algún lado alguien necesitaba ropa. El que esa ropa fuera usada pero en buen estado, o nueva, importa poco a la hora de cubrir esa necesidad. Por supuesto, había otras necesidades (alimentos, abrigo, colchones, pañales), y entre todas ellas alguna sería más acuciante que otras. Visto así, habrá AS mejores que otros por más efectivos. Pero Julie Pinky no estaba criticando la utilidad del acto, sino cierto "valor moral". Si compartir lo que se tiene es mejor que dar lo que sobra, debe ser que lo primero es "más de bueno". Compartir lo que se tiene suma puntos morales.

Pero no puede ser por lo de sentirse bien con uno mismo ¿no? Ambos donantes se sentirán bien por su acto, quiero pensar. De hecho, el "donante de sobras" se sentirá peor que el "compartidor" si la escucha a la Pink mientras va a hacer la donación.

La diferencias entre las dos modalidades está en el sacrificio que uno realiza; el sacrificio del compartidor es mayor que el del donante. Si medimos el acto por su altruísmo, entonces compartir es mejor que donar, tiene un valor moral mayor. Digamos (no, pobres ustedes: digo yo) que

VAS = S

donde VAS=valor del acto solidario y S= sacrificio de realizar el acto.

Pero ¿y el efecto de ese acto solidario? ¿No es mejor ponerse utilitarista? ¿No es mejor donar aquello que sea más acuciante que aquello que no (tipo: te inundaste che, qué mala suerte. Tomá, te regalo este Nintendo)? ¿No es mejor donar más que menos? Por probar algo, supongamos que E es el efecto del AS, y que

VAS = S + E

¡Sí amigos! ¡Aritmética moral! ¿Se pone bueno o qué?

Para empezar, todo científico que se precie de tal extraña inmediatamente un factor multiplicador que ayude a cotejar E y S, de la forma VAS=E+kS. Necesito multiplicar el sacrificio (o el efecto, es lo mismo) para que queden en las mismas unidades (que son unidades morales). Me entran muchas ganas de meter al utilitarismo en la sopa, porque pasan cosas interesantes: si un millonario argentino dona un 2% de su fortuna, y yo dono la mitad de mis bienes, yo me sacrifico más, pero el efecto positivo de su acto es indudablemente mayor. Maldito garca santurrón.

Esto no puede quedar así. Lo tengo que bajar de un hondazo. Yo soy MEJOR PERSONA ¿tendés? Qué lástima que no puedo incluir la satisfacción personal (Pink no me deja), porque seguro que gano. Ah, parece que no, que se siente muy bien consigo mismo.

Ya sé: el tipo puso mucha tarasca, pero no la hizo solo. Tiene cientos de obreros trabajando en esa fábrica de firulitos. No se trata solo de que su sacrificio es menor: el efecto de su acto solidario es proporcional a la cantidad de personas que participaron. Ponele que le agrego un impuesto al trabajo ajeno y ahora es

VAS=S + E/P

Donde P es el número de personas participantes. Eso sí, el VAS deja de ser un valor propio del acto en abstracto, sino que es una moneda otorgable a cada persona por su AS. Y a más altruismo, más VAS. ¿Contenta, Pink?

Episodio 2: Qué pechera tiene la gorda*


Entonces, para mayor gloria, voy a reformular la oración inicial:

El jueves pasado, con gran esfuerzo personal, llevaba dos bolsones de ropa en desuso de mis chicos, comprada con el duro trabajo de sus padres, a la sede de una medianamente conocida agrupación política.

               -¿QUEEEEEEEEE?-me dice un tipo con cara de Michelín.
               -¿Qué de qué?
               -¿Le llevó su donación a una agrupación política, y encima conocida?
               -Medianamente conocida.
               -Pero ¿no sabe que entregan las cosas con pechera? ¡Con pe-che-ra!
               -Y no sé, tendrán frío.
               -Pero no sea salame. La pechera identifica a la agrupación política. Como La Cámpora. No le habra donado a La Cámpora ¿no?
               -No, pero casi.
               -Usted es un irresponsable.
               -Permítame que discrepe. Llevé una donación a un grupo de gente dispuesta a hacer buen uso de ella. Chicos encantadores y entusiastas, ya que estamos en tema. No me parece irresponsable.
               -¿Acaso es usted militante o está de acuerdo con la política que impulsa esa agrupación?
               -Militante, no. De acuerdo... dependerá del tema. En el tema "gente que necesita ropa" estaba de acuerdo.
               -Ya, pero ellos lucran con el producto de su solidaridad.
               -¡No me diga que lo venden y se lo gastan en pavadas!
               -No, quiero decir que hacen propaganda política con su donación apolítica. Eso está mal.
               -¿Usted dice moralmente mal?
               -¿Hay otra forma de estar mal?
               -Seguro que sí hay. Cuando lea algo de filosofía le cuento. Por ahora, si me permite, postularé, porque se me canta, que

VAS=S + E/P - R.

               -¿Y eso?
               -Agregué R, que es un rédito moral (o material, por qué no) obtenido del AS. De esta manera, el millonario que además publicita su donación es menos altruista, porque obtiene una ganancia simbólica de todo el asunto. Menos VAS para él, más para mí en comparación. No, si soy una joya de persona. Páseme la calculadora por favor.
               -¿No se le ocurre que el VAS puede ser negativo? Suponga que el rédito que obtiene esa persona o agrupación es mayor que el beneficio que causa.
               -No para el que recibe la donación. Ese beneficio es siempre positivo.
               -Pero, en el balance general.
               -Entonces, serán puntos morales negativos en contra para el que lleva la pechera. O no, capaz que  es buenísimo y se merece la publicidad. Problema de él, pero el acto bueno se realiza igual. Mire, para salirnos de la política ¿vio cuando las cadenas de supermercados juntan los vueltos para caridad? Si después ponen un cartel diciendo "Juntamos X millones gracias ustedes. Supermercados Cotafur" ¿eso esta mal?
               -Para mí está mal.
               -¿Aunque los millones se hayan juntado y efectivamente se usen para, no sé, aprovisionar un hospital**?
               -Bueno... no sé, eso es bueno. Pero la organización está atribuyéndose los puntos morales de otros, como si ignorará su división por P. Para mí eso está mal igual. Es hacer propaganda con el esfuerzo de otros. ¿Vea, usted le llevaría donaciones a un partido nazi?
               -Se está yendo un poco de mambo, le diré. Pero para seguirle la corriente, no, no lo haría.
               -¿Ve?
               -No veo nada. Se trata de una cuestión de grado. He donado más de una vez a organizaciones católicas, siendo que no me llevo nada bien con las religiones en general. Pero dado que no estoy dispuesto a buscar en persona a quién donar, y que seguramente lo haría mal, prefiero darle mis cosas a una agrupación que esté más enterada. La verdad, el VAS me ne frega la mayor parte del tiempo. A la hora de donar me da más por el utilitarismo.
               -Pero desde una concepción utilitarista, que el partido nazi hiciera propaganda sería algo malo, por bien que hiciera la donación. ¿Eso no cuenta?
               -Y dale con los nazis ¿puede dejar ese ejemplo, o no oyó hablar de la ley de Godwin? Mire, si yo supusiera que la propaganda generada es más negativa que mi donación, no la haría. Pero hay casos y casos. Se trata de evaluar el efecto de las donaciones contra el costo negativo de la propaganda, si es que uno considera que lo hay. Vea, se lo voy a poner en una ecuación...
               -Deje, deje. Igual no me va a convencer que sacar rédito de la ayudad de otros está mal.
               -Qué quiere que le diga. En lo abstracto estoy de acuerdo, pero en la práctica, alguien se queda sin recibir una ayuda posible. En todo caso, habría que sopesar una cosa contra otra, y francamente estoy del lado de la ayuda. Es como le digo, otra ecuación. Y la verdad, si es necesaria tanta aritmética, la próxima vez me quedo en casa viendo Los Simpson. Cuando vuelva la luz.


*esto es una cita de Copi, así que me la respetan.
**por eso de que construir, se construye, y funcionar es otra cosa.