7 de febrero de 2013

Qué bueno, me encanta, no lo comparto.

Porque no es oro todo lo que reluce, viste.

Me llega un enlace por Facebook. Entro. Leo el texto, me gusta. Es una carta de Chico Buarque acerca de la "internacionalización" del Amazonas, y estoy bastante de acuerdo (sobre todo porque se trata de afirmaciones generales, sin entrar en detalles). ¿Y si lo comparto, o lo reenvío?

Sí, lo voy a reenviar.

Pero no. Vuelvo a leerlo y me hace ruido. Comienza "Durante un debate en una universidad de Estados Unidos, le preguntaron a [...] Cristovao Chico Buarque..." y termina con una exhortación a compartirlo porque "se publicó en New York Times, The Washington Post, USA TODAY" (así, en rojo) pero no en Brasil ni en el resto de Latinoamérica.

Raro 1: ¿Se publicó en un diario, pero no se declara el nombre de la universidad?
Raro 2: ¿Lo publica el NYT y nadie lo levanta, cuando todas las redacciones del mundo viven en buena medida de las notas de las demás?
Y por supuesto, la mayor razón para desconfiar: el 99%* del material que circula diciendo "compartilo" es falso.

Por supuesto, chequeo en los diarios en los que se dice que se publicó, y la carta ni aparece. Googleo a troche y moche, y nada. Muy probablemente es un invento.

Y me pregunto ¿por qué esas ansias de agregar fantasía? ¿Acaso el texto no era suficientemente claro, bueno e interesante? ¿Quien lo escribió fue el que agregó esos datos? ¿O lo hizo otro para darle más impacto?

Ahora ni siquiera creo que sea de Buarque. O mejor dicho, de ninguno de los dos Buarque, porque se atribuye a Cristovao Chico Buarque, pero Chico Buarque se llama Francisco Buarque de Hollanda, mientras que Cristovam Buarque (no Cristovao) es otro político brasileño.

Y me pregunto también ¿por qué me siento un gil chequeando estas cosas? Y me recontrapregunto ¿qué mal puede hacer, si estoy de acuerdo con el contenido?

Y a esta última me respondo que puede hacer mal. Por un lado, prestigia a uno (o dos) políticos que tal vez no lo merecen, que tal vez no estén de acuerdo con lo que se dijo. (Y aunque estuvieran de acuerdo, no da atribuirles palabras a otros ¿no?)

Por otro lado, alguien que esté en contra de las ideas que expresa el texto bien puede denunciarlo por apócrifo. Lo cual no debería, en la teoría, afectar la validez de lo expresado, pero en la práctica, funciona de maravillas sin importar de qué lado te encuentres. Se llama la falacia de "envenenar el pozo": ensuciá a la fuente para distraer de lo dicho. Y la dejamos ahí, servida.

Me pasan cosas como esta todo el tiempo, desde que existe internet. Y me molesta. Me molesta, claro, cuando se usan falsedades contra ideas y personas que apoyo. Pero también cuando se usan en contra de gente o ideas con las que estoy en contra, porque tarde o temprano será un punto ganado para ellos. Y sobre todo, me molesta cuando se usan falsedades para apoyar causas con las que estoy de acuerdo. No, mentira, esto último no me molesta: me duele, ya que entonces me estoy negando a colaborar con causas con las que concuerdo.

Pero me niego, porque me importa más la verdad. No difundo búsquedas de niños si no chequeo que sean reales y vigentes. No firmo peticiones si están planteadas en términos propaganderos y engañosos, aunque esté de acuerdo con lo pedido. Me importa más la verdad que las otras causas.

La verdad es uno de los tantos ideales inalcanzables que deberíamos perseguir, así en abstracto. Y en concreto, mucho más. Vivimos bombardeados de datos, algunos vitales, otros pavotes. Si a esa ensalada le agregamos datos falsos, estamos en problemas, tomaremos decisiones equivocadas. Le daremos importancia a amenazas inexistentes, al tiempo que ignoraremos las reales. Pondremos nuestra importancia en soluciones milagrosas, sin indagar en las que realmente pueden servir. Peor aún: elegiremos a nuestros gobernantes por las razones equivocadas. Las consecuencias de cada una de estas decisiones no necesariamente serán malas; pero no es la manera correcta de elegir, y si tengo que apostar, apostaría por las consecuencias desastrosas.

Los científicos han desarrollado un método para enfrentarse a la avalancha de información que generan cada día. Y no hablo del cacareado método científico, sino de una combinación de escepticismo y confianza. Cuando un científico se entera de un resultado interesante (al menos, si es en su área de saber), pide detalles de cómo se llegó a él. Digamos que descree por defecto. No es mala onda, no es necedad. De hecho, es una forma de respeto, de interesarse hasta el detalle. Cuando le explican el origen de la afirmación, examina la evidencia y la calidad de esa evidencia. Y si todo lo convence, pasa a la etapa de la confianza: no va a salir corriendo a repetir todos los experimentos que lee, o a realizar de nuevo las encuestas**. La ciencia opera a través de un pacto de confianza, en el que se asume que todos dicen la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, pero se les pide primero que expliquen cómo llegaron a ella.

Sería realmente maravilloso si generáramos una red de confianza así entre todos los que nos comunicamos por internet. Que cada uno dijera "qué bueno esto, ¿cómo sé que es cierto?" y lo reenviara sí y solo sí tiene razones para confiar en la fuente (que no es la tía o amigo que nos lo envió, claro, sino el origen de la data). No nos libraríamos de lo falso claro está, pero dejaríamos afuera a una buena parte de las ideas que pugnan por entrar en nuestra cabeza.



* El porcentaje no ha sido debidamente chequeado. Cuac.
** De ahí la relativa facilidad del fraude científico, que durará hasta que alguien repita la experiencia.


Foto: Jim Rees via photopin cc

4 de febrero de 2013

Elige tu propia distopía


Lo que Orwell temía eran aquellos que pudieran prohibir libros, mientras Huxley temía que no hubiera razón alguna para prohibirlos, debido a que nadie tuviera interés en leerlos. Orwell temía a los que pudieran privarnos de información. Huxley, en cambio, temía a los que llegaran a brindarnos tanta que pudiéramos ser reducidos a la pasividad y el egoísmo. Orwell temía que nos fuera ocultada la verdad, mientras que Huxley temía que la verdad fuera anegada por un mar de irrelevancia. Orwell temía que nos convirtiéramos en una cultura cautiva. Huxley temía que nuestra cultura se transformara en algo trivial, preocupada únicamente por algunos equivalentes de sensaciones varias.
Neil Postman
Robado descaradamente de Homínidos
Foto: jovike via photopin cc

16 de enero de 2013

El copyright y yo, parte II*

Bilbo por Hanogan en Deviantart

  • 1937: Se publica la novela El Hobbit, de John Ronald Reuel Tolkien.
  • 1985; Tras haber devorado El señor de los anillos, cayó en mis manos la traducción de Minotauro de El Hobbit . Subí a mi cama y leí sin parar toda una tarde hasta terminarla. Estaba nada más ni nada menos que leyendo la historia que dio origen a todo, al Libro Rojo de la frontera del Oeste, la historia que Bilbo, influido por el anillo, había tergiversado. Los pocos detalles aniñados me importaban poco: allí estaban los trolls petrificados, la daga Dardo, elfos, trasgos, huargos. Consulté el mapa (bastante inútil) que viene con el libro. Traduje las runas del título. Nada nuevo, un fan más. Uno que, como tantos otros, fantaseaba con la versión filmada de su obra favorita.
  •  2012: Este fan más va por la calle y se encuentra con el cartel de la película El Hobbit. Abajo, en letra chica, dice lo siguiente (sacado del sitio oficial del Hobbit):




¿LO QUÉ?

En la entrada pasada comenté el estado del copyright, con sus dichosos 70 años post mortem. Del estado de las marcas, poco sé. Pero de ese poco, sé que con las marcas y con las patentes pasa lo mismo que con el copyright: se han ido de madre. Cualquiera patenta o registra cualquier cosa.

Nuevamente, como con el copyright, entiendo y apruebo: si vendo zapatillas Popper, no quiero que otro venda otras con el mismo nombre. Las marcas me dan la posibilidad de protegerme de los imitadores. El copyright, por su parte, sirve para evitar que otro reescriba El señor de los anillos cambiando el nombre de Frodo por el de Fernando, y diga que es su obra.

Pero pero pero ¿marca registrada los nombres de los personajes, los eventos (?), items (¿la daga Dardo?), los lugares? ¿De qué diantres hablan estos percebes?

Nuevamente: no sé cuál es el alcance de una marca registrada. Pero, si el nombre de los enanos de El Hobbit es marca ¿significa que no puedo hacer mi propia representación de los personajes y rotularlas con su nombre? Nombres que, dicho sea de paso, Tolkien tomó de la mitología nórdica, es decir, del dominio público. (¿Se imaginan si, cuando Cecil B. DeMille hizo Los diez mandamientos, la Paramount hubiera dicho que los nombres de Yahvé y Dios eran marca registrada?) ¿No puedo escribir un cuento protagonizado por Gandalf porque el nombre es marca? Y si no es esto ¿qué cuernos significa, qué buscan, qué pretenden? ¿De qué se cubren, contra qué van?

Por si acaso, señores Saul Zaentz Company, Middle-earth Enterprises y New Line Productions, Inc., permítanme que los agarre de las solapas y les aclare: Gandalf es mío. Y Bilbo. Y los ents, huargos, la cota de malla de mithril, los orcos, Saurón, Smaug. Todos míos. Crecieron en mí cuando leí unos libros maravillosos que me sugerían su apariencia, pero que yo completé a gusto. Llevo en mi cabeza a mi propio Gandalf, y no tiene la cara de Ian McKellen. Así que no se metan con MI Gandalf, que precede al de ustedes por más de un par de décadas. Agradezcan que no les hago juicio.

Ganas de molestar al prójimo que tienen algunos...



*O para ser más exacto, la propiedad intelectual y yo. Pero no iba a privarme del título.

11 de enero de 2013

El copyright y yo, parte I

Roberto Arlt para todos y todas.
Gracias a la Fundación Vía Libre me entero de que este año pasan al dominio público las obras de Roberto Arlt (maldito apellido que tengo que chequear cada vez). Esto significa, amigos que:

  • Podremos difundir la obra de este artista libremente por Internet, sin sentirnos unos asquerosos piratas.
  • Más aún: el gobierno podrá entregar las obras completas de Arlt para leer en las netbooks de los estudiantes primarios y secundarios.
  • Las editoriales que así lo deseen podrán publicar la obra de Arlt que se les cante, en ediciones deluxe o, mejor aún, en ediciones berretoides al alcance del bolsillo.
  • Se podrán montar obras de teatro, hacer películas, comics, "Los siete locos y zombies" o lo que nos venga en gana, sin tener que pedir permiso a naides.
No me voy a hacer el culto. No he leído más que los dos primeros actos de Saverio el cruel en el secundario (la consigna era imaginar y escribir el tercer acto, así que nunca supe cómo terminaba) y comencé allá lejos El juguete rabioso pero no lo terminé. Pero de todas maneras, esa pequeña lista de arriba, que no es tan pequeña en cuanto a las posibilidades que representa, es para festejar. Y la festejo, con algo de vergüenza. Y no por no haber leído a Arlt, sino porque este hecho responde a una involuntaria gentileza de Roberto.

Roberto Arlt murió joven. 1900-1942 and that's all, folks.

En la Argentina, el derecho de autor comenzó extendiéndose sólo durante la vida del autor. En 1910, la legislación postergó el pasaje de la obra a dominio público hasta 10 años después de la muerte del autor. El razonamiento era proveer con una herencia a los descendientes menores de edad en caso de quedar huérfanos, hasta que pudieran ganarse la vida por si mismos. Suena razonable, aunque no muy convincente para las posteriores extensiones a 30 años (en 1933), 50 años (1967) y los actuales 70 años (1997) desde la muerte del creador.*

La obra de Arlt pasa al dominio público porque murió a los 42 años. No pasa lo mismo, por poner ejemplos resonantes, con Baldomero Fernández Moreno (1886−1950), Enrique Santos Discépolo (1901-1951) ni Macedonio Fernández (1874-1952). Pero estos, de última, son figuritas fáciles de encontrar, gente que nadie olvida. Los dichosos 70 años condenan a la desaparición a cientos de otros menos famosos. Como Augusto María Delfino (1906-1961), que allá en mi adolescencia me impresionó y me dio ganas de escribir. Vas a tener que googlearlo: es uno de los tantos escritores sin entrada en Wikipedia, que posiblemente nadie reeditará pero que son tan parte de la cultura como otros. O no, porque si la cultura es aquello que circula en la sociedad, difícilmente podrá serlo aquello que no circula.

Ojo: a mí el copyright me parece una idea genial, un incentivo para que la máxima cantidad posible de personas trate de crear, de expresarse, apostando a que además se gane la vida con eso. Ayuda a librarse de los caprichos del mecenazgo y permite que pasado el  "sencillo" acto de crear uno tenga algo de valor como para, por ejemplo, subsistir. Es un logro impresionante, de verdad. Pero los 70 años desvalorizan lo bueno de este logro.

Porque el dominio público también es algo impresionante. Si el dominio privado es el ámbito del triunfo personal, de la búsqueda de oportunidades y de la fama, el dominio público es el ámbito de la celebración de la obra ajena, el fogón donde nos sentamos a compartir algo con los demás porque creemos que es bueno. Ni más ni menos que lo que, legal o ilegalmente, nos la pasamos haciendo en las redes sociales e Internet toda: compartir, dar a conocer. El dominio publico nos da la posibilidad de compartir legalmente.**

Más aún: el dominio publico, en algunos casos, debería ser como el Nobel. Felicitaciones, don Borges, don Cortázar. Sus obras son tan importantes, tan significativas para nuestra cultura, que hemos decidido regalarlas al dominio publico para que todos puedan disfrutarlas, compartirlas y adaptarlas sin restricciones. Como agradecimiento por parte de la humanidad, tomen este pastón para que lo dilapiden en francachelas. No se preocupen, lo que escriban de ahora en más seguirá teniendo copyright.

Ponele, me imagino, debe haber un detallito o dos que ajustar. Por ahora, voy a bajarme El juguete rabioso; que va siendo hora de que lo termine.




*Para los interesados, la FVL colgó una Guía del dominio público en Argentina. Que es lo mismo que una guía del copyright, pero desde el campo de al lado.
** Mientras tanto, todos somos infractores. Vamos, todos en cana. Pongan una reja redonda en el polo Norte y una en el polo Sur y listo, considerémonos castigados.

25 de noviembre de 2012

Otra vez en el 39

Alberto lleva sus canas revueltas, indisciplinadas, como si no las hubiera peinado desde hace años. "Para qué, si con el viento que entra por la ventanilla, se despeina al toque", me explica mientras frena bruscamente a centímetros de una anciana que cruza la calle. "No vale la pena perder tiempo en nimiedades ¿no te parece?".

Y sí, él debe saber. Alberto Aisten, chofer de la línea 39 desde hace decenios, ha desarrollado en los ratos libres la Teoría de la Relatividad Especial. He venido a pedirle ayuda para explicarle a los lectores de VSLC mi balbuceante entrada sobre el tema.

¿Cómo comenzaste con esto de la relatividad, Alberto?

A mí los muchachos me cargaban, porque me la pasaba pensando en la luz; y ellos a las luces no les dan bola y listo. Pero yo, me colgaba pensando. Por ejemplo ¿sabés que si una fuente de luz se está alejando, o vos de ella que es lo mismo, la luz te llega virada hacia el color rojo? En cambio, si te estás acercando, se vuelve más azul. Y entre el azul y el rojo, está el verde. Entonces, hay una velocidad en la que uno va hacia un semáforo rojo, y lo ve verde ¡así que pasás y la cana no te puede decir nada!

(Los ojitos se le achinan con la picardía, y las manos se clavan en el volante mientras acelera tanto como puede. Y por "tanto como puede", no me refiero a la normativa de tránsito sino al recorrido del acelerador.)

Pero la paradoja de los gemelos habla del tiempo. ¿Qué tiene que ver la luz con el tiempo?
Todo y nada. Mirá, el tema es que aunque empecé con la luz, una vez que llegué a mis conclusiones la luz no es más que un componente del universo, que sigue las mismas reglas que los otros. Pero gracias a la luz, hubo que poner en duda la igualdad de los marcos de referencia inerciales.

Pará, Alberto, que me espantás a la tropa. ¿Qué es un marco de referencia? ¿Qué significa inercial?

(Sin sacar su brazo izquierdo de la ventanilla, Alberto señala hacia atrás con el pulgar derecho.)
Fijate, cuando digo que se corran hacia atrás, los pasajeros van al fondo ¿no? Mirado desde mi asiento, las personas se mueven un par de metros hacia allá. Pero como mientras tanto el colectivo no frena, alguien que está esperando apoyado en un poste va a ver que las personas pasan en la dirección del recorrido. ¿Me entendés?

Sí, pero yo veo que las personas se mueven hacia el fondo, aunque esté en la vereda.

Eso es porque comparás su movimiento con el del colectivo. Pero si tuvieras que dibujar el movimiento de las personas, sin el tendrías que decir que avanzan en la misma dirección del colectivo, a una velocidad menor. El punto de referencia es distinto: en un caso mi asiento, en el otro el poste, por ejemplo. El punto de referencia que elijo determina lo que llamamos marco de referencia. En mi marco de referencia la gente se mueve hacia atrás; en el de la vereda, hacia adelante. El movimiento siempre es relativo a un marco. ¡Uy!
(Frenamos de golpe y todos los pasajeros se mueven hacia el frente. Una pareja se cae y nos llena de insultos mientras Alberto mira hacia afuera por la ventana. En la vidriera de una casa de electrodomésticos, un televisor muestra un partido de fútbol.)

Carajo, metió un gol Chacarita. Qué los parió. ¿En qué estaba?

En los marcos de referencia. Creo que quedó claro pero ¿qué es un marco de referencia inercial?

Ah, eso es fácil. ¿Viste que recién se cayeron todos? Mientras el colectivo avanza a la misma velocidad, nadie se cae. Hasta podés tirar una pelota y atajarla como si estuvieras quieto. Esto, si mantenemos la misma velocidad y vamos en línea recta, se llama movimiento rectilíneo uniforme, MRU, y, a los efectos de las leyes físicas, es equivalente a estar parado. Esto es tanto así que si el colectivo no tuviera ventanillas y fuera a velocidad constante, no podrías distinguir esa situación de estar en un colectivo detenido. Esos dos marcos de referencia, con el colectivo detenido o en MRU, son marcos de referencia inerciales. En cambio, cuando el colectivo frena, todo cambia. La velocidad deja de ser uniforme, la gente se cae. El marco de referencia del colectivo sigue existiendo, pero ya no es inercial. ¿Está claro?


Supongamos que sí. Pero no veo qué tiene que ver esto con la luz, y menos con el tiempo y los gemelos.
Mirá, yo no llegué a mi teoría exactamente así, pero para hacerla corta, el problema es que la luz tiene siempre la misma velocidad, sin importar el marco de referencia. Y esto es un problemón para la física clásica, es decir antes de que llegara yo.


¿Por qué?
Por lo que te decía antes de los pasajeros que se mueven hacia el fondo. Supongamos que el colectivo va a una velocidad tranqui, unos 60 km por hora, y que un pasajero se corre al fondo a 10 km por hora. Entonces yo veo que se aleja de mí a 10 km/h, hacia atrás, y desde la vereda se ve que se mueve a 50km/h, hacia adelante. Las velocidades de cada marco de referencia se suman o se restan, y así puedo pasar de un marco de referencia a otro. Si van en el mismo sentido, las velocidades se suman: si voy a 60 km/h y te tiro un cascote a 20 km/h en la misma dirección, vos lo ves venir a 80. Pero resulta que si te tiro un fotón, que es la partícula de la luz, yo lo veo alejarse a la velocidad de la luz, que le dicen c, y vos la ves llegar a la misma velocidad, no a c + 80 km/h.

¿Y no puede ser que la luz sea especial?

La luz es especial, claro. Pero su velocidad no debería serlo: se trata de algo tan sencillo como dividir una distancia por un tiempo.

¿Y entonces?

Entonces yo pensé: si la luz tiene siempre la misma velocidad, y además las leyes de la física se cumplen igual para dos marcos de referencia inerciales, ¿qué es lo que cambia?

No sé... ¿las leyes físicas?

Mientras pudiera evitarlo, no. Los físicos asumimos que el universo sigue las mismas reglas en todas partes. Podríamos equivocarnos, claro, pero hasta ahora nos va bien asumiendo eso. ¿Sabés que yo le quise poner "Teoría de los invariantes", con tantas cosas que no cambiaban? La cuestión era mantener constantes las leyes físicas y la luz. Pero algo tiene que cambiar, sí o sí, porque también sabemos que no es lo mismo ver las cosas desde el colectivo o de la vereda. Y un día, medio dormido despues de un asadazo, se me ocurrió: ¿y si lo que pasa es que el tiempo y el espacio se deforman según el movimiento del marco de referencia, de manera de que la velocidad de la luz dé siempre lo mismo? Las leyes no cambian, pero si te estás moviendo con respecto a otro marco de referencia, entonces tu reloj no corre igual que el del otro, el tiempo y el espacio se deforman. Específicamente, en un marco de referencia en movimiento, el tiempo corre más lento.

A mí me parece un poco... como que te pasaste con el tetra, digamos.

Sí, los muchachos me cargaron bastante también. Pero yo seguí haciendo fórmulas y me cerraba por todos lados. Así que les respondí como Borges a Bioy: "Vos reíte, pero yo con esto voy a ganar más guita que la mierda". Sobre todo, porque mi teoría hacía predicciones que podían confirmarse mediante la observación; y esas observaciones se hicieron, y confirmaron los cálculos.

¿Y te llenaste de guita?

No, por eso sigo aquí.

¿Y los gemelos? ¿Qué tienen que ver con la luz?

Ahora nos podemos olvidar de la luz. Por la luz llegamos hasta acá, pero la conclusión es que el tiempo va mas lento en un marco en movimiento con respecto a otro, y esto vale para todos y todas, no solo la luz. Nos pasa a todos.

Pero si tu teoría es cierta ¿por qué no notamos que el tiempo se modifica cuando nos movemos?

Es que en la vida cotidiana nos movemos a velocidades muchísimo más lentas que la de la luz. Por eso si te tiro el cascote, los dos sumamos las velocidades y nos cierra bárbaro; en realidad la velocidad no es la misma para cada uno, pero es imposible notar la diferencia. Para que te hagas una idea, el vehículo más rápido hasta ahora alcanzó los 1300 km/h; mientras que la luz va a 1080 millones de km/h. Así que no podemos notar nada. Pero si pasara un colectivo a la midad de la velocidad de la luz, 0.5 c, verías que el reloj del colectivero atrasa.

¿Entonces moverse rápido es una manera de envejecer menos?

No, ahí está la trampa. Recordá que el movimiento es relativo al marco de referencia. Aunque suene raro, en el marco de referencia del colectivero, él está quieto y observa que su reloj funciona igual que siempre, y que el de la vereda atrasa. 

Bue, no entiendo nada. ¿Quién envejece más rápido, el colectivero o el de la vereda?

La respuesta es "depende de a quién le preguntes". Ese fue el gran quilombo que se armó con mi teoría. Antes se consideraba que el tiempo era igual para todos, y ahora sabemos que depende del marco de referencia. Para peor, este descubrimiento destruye la idea de simultaneidad. Dos acontecimientos que en un marco suceden al mismo tiempo, en otro pueden ocurrir uno despues del otro.

Mejor dejemos eso para otro día ¿sí? Ahora lo que quiero entender es que es todo eso de los gemelos

El tema es que si dos personas se separan a una velocidad cercana a la de la luz, y luego una vuelve, la que fue y volvió llega más joven.

Pero cómo ¿no era que el movimiento es relativo, bla bla bla? Los dos ven que el otro se mantiene joven.

Esa es justamente la paradoja. Pero se trata de una paradoja solo en apariencia. Lo que ocurre es que, mientras que el tipo que se queda continúa en su marco de referencia inercial, el que vuelve tiene que cambiar de dirección; y por lo tanto necesita desacelerar. Cuando desacelera, su movimiento deja de ser uniforme, y ahí es cuando se produce el desajuste: su marco de referencia pasa a ser otro, no inercial. Aunque luego vuelva a un marco inercial, el cambio es irreversible: cuando llegue, va a ser el más joven.

Creo que entendí. Muchas gracias, con esto puedo explicar la canción de Queen, '39. ¿La conocés?

No, yo a esos trolitos no los soporto. Yo soy de la cumbia.

Another One Bites The Dust by Mariachillout on Grooveshark
 
Alberto pone la radio a un volumen preocupante. Le agradezco su tiempo y bajo del colectivo; la música se pierde en la distancia, cada vez más grave. Busco un taxi. Si tengo suerte, capaz que me encuentro con Carlos Darwin, el taxista que postuló la Teoría de la evolución.

26 de octubre de 2012

El acceso abierto en ciencia

Para la semana del acceso abierto, el cada día más inquieto Jorge Cham ilustró una entrevista acerca del open access en ciencia. Por ahora, en inglés nomás, pero se puede seguir con los textos. Proximamente (JAH!) más sobre el tema aquí, en mi blog preferido.

17 de octubre de 2012

Einstein en el bondi

Seguro que querías saberlo: la relatividad especial establece que en un objeto en movimiento, el tiempo transcurre más lentamente que en uno quieto... siempre y cuando estemos en el marco de referencia de lo que denominemos "quieto". Es decir, que si tomás el proverbial tren que viaja a velocidades cercanas a la de la luz (o el 39 de madrugada por Talcahuano, que es casi lo mismo), y te despedís de Filomena que te mirá mientras te alejás. Filomena verá que tu reloj atrasa, y vos verás que el de ella es el que irremediablemente atrasa. Y como consecuencia más humanocéntrica, los dos verán que envejecen más que el otro.

Entonces llega el Dr. Paul Langevin (gracias Wikipedia) y te dice, sí, todo muy lindo, pero si hay dos señores (para hacerlo más dramático: hermanos gemelos) y uno se toma el 39 hasta Alfa Centauri, a velocidades cercanas a la de la luz, y vuelve, resulta que el viajero permaneció joven y el otro con suerte sigue vivo. ¿No es que el movimiento es relativo? Ahí tenés, la paradoja de los gemelos.

Porque para emociones fuertes, el transporte público.
La paradoja no es tal, porque por allá arriba comenzamos con "la relatividad especial...", que es la teoría de la relatividad aplicada a marcos de referencia que no sufren aceleración, es decir que están quietos o en movimiento rectilíneo uniforme (MRU ¿se acuerdan?). Y cuando el muchacho del bondi decide dar la vuelta,  tiene por fuerza que desacelerar, detenerse aunque sea infinitesimalmente y volver (aunque no descartemos las habilidades sobrenaturales de los choferes de la 39). Así que en algún momento de su viaje deja el MRU, se pone a hacer todas las cuentas que figuran en el artículo de Wikipedia, y cuando vuelve, encuentra a su hermano más viejo. O, más probablemente, no encuentra vivo a su hermano ni a nadie que conozca.

Pongamos entonces que una nave sale con voluntarios a buscar un planeta habitable. Pongamos que encontraron el planeta y  prepararon la colonia. Pongamos que alguno vuelve para avisar. Pongamos que alguien piense que esa historia tiene un aire country, de colonos llegando a América. Pongamos que ese alguien se llama Brian May y les compone una canción.

Aquí está: '39

'39 by Queen on Grooveshark

In the year of '39 assembled here the Volunteers
In the days when lands were few
Here the ship sailed out into the blue and sunny morn
The sweetest sight ever seen.

And the night followed day
And the story tellers say
That the score brave souls inside
For many a lonely day sailed across the milky seas
Ne'er looked back, never feared, never cried.

Don't you hear my call though you're many years away
Don't you hear me calling you
Write your letters in the sand
For the day I take your hand
In the land that our grandchildren knew.

In the year of '39 came a ship in from the blue
The volunteers came home that day
And they bring good news of a world so newly born
Though their hearts so heavily weigh
For the earth is old and grey, to a new home we'll away
But my love this cannot be
For so many years have gone though I'm older but a year
Your mother's eyes in your eyes cry to me.

Don't you hear my call though you're many years away
Don't you hear me calling you
All the letters in the sand cannot heal me like your hand

For my life,
Still ahead,
Pity Me.