El nacimiento de César y Aníbal está indisolublemente ligado a la decisión de Sarmiento de traer maestras del extranjero, eso es claro. No queda tan claro en cambio cómo es que llegaron las botas de Lucio Furst a pisar las entonces nuevas tablas del ahora desaparecido andén de Panambí para recibir, él justamente de entre todos los pobladores, a la señorita Gardiner o Gardner o Gerdiner, según la fuente consultada.
En todo caso, allí en el andén se encontraron y no pasó más de un mes para que el romance fuera vox populi, y fue apenas un trámite la conversión de miss Gardner al catolicismo y menos que un trámite la cópula brutal y un tanto apresurada que engendraría a Cesar Furst. Era época de langostas, y Lucio y su gente montaban guardia a la espera de la manga, listas las hogueras de madera húmeda y resinosa, cuyo humo hacía llorar pero salvaba la cosecha. "Así ganamos el pan con sudor y lágrimas. Nos ahorramos la sangre al menos." -bromeaba Lucio.
No fue cierto: la sangre llegaría más tarde, 20 años después del nacimiento de Aníbal Furst, tan copiosa como las cosechas de su ya rico padre, tan negra como la nube de langostas.
BIEN, VEO Q RETORNAMOS !!! ERG
ResponderBorrarERG: Comentá más que eso o sos boleta. Hacete la anónima que yo sé quién sos.
ResponderBorrarCon cariño,
el autor anónimo.