Porque, es de suponer, todo tiene un comienzo ¿no? De hecho, si nos esforzamos un poco (o más bien, no), todo tiene un solo comienzo, el mismo.
Dicho esto: Panambí Sur comenzó al condensarse de una nube de materia que giraba alrededor de una estrella así de pequeña, se enfrió, subió a la superficie del elipsoide de revolución que la contenía, formó parte de Pangea, derivó sobre el magma, y helo allí.
Panambí sur comenzó en el momento en que una piedra de exactamente 258 gr se movió ligeramente determinando el afloramiento de un hilo de agua que mucho más tarde recibiría el nombre de Arroyo San Juan.
Panambí Sur comenzó durante el período Cuaternario, cuando los vientos cubrieron la zona con fértiles cenizas volcánicas provenientes de los lejanos Andes.
Panambí Sur comenzó en el preciso instante en que Lucio Furst clavó su azada en la tierra a escasos 20 metros de su nuevo hogar, pensando que necesitaría dos cosechas al menos para comprarse un arado.
Quedensé con esto último, y sepan que no es verdad: las manos encallecidas de Furst aferrando la madera lustrosa de la azada, el dedo índice de la mano derecha levemente separado del resto para esquivar un pequeño nudo de la madera que lo incomodaba; los terrones secos de la superficie dando paso a la humedad oculta bajo ellos, tres semillas de Datura ferox viendo la luz por primera vez, un bicho bolita buscando apresurado la oscuridad y la humedad; todo eso no dio origen, precisamente, a Panambí Sur.
Se llamó tan solo Panambí, y parecía que hubiera estado allí desde siempre.
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