9 de abril de 2013

Un poco de aritmética

Advertencia: lo que sigue es, en términos académicos, "cualquiera". Más poner en letras ideas dispersas y poco originales, para ver que sale, que otra cosa. Ah, cierto que así es todo este blog. Miren, pongo un gatito para compensar y decorar en Facebook.
¡Yo no tengo nada que ver!
¡Sáquenme del aquí!

Episodio 1:  La vida color de rosa

El jueves pasado llevaba dos bolsones de ropa en desuso de mis chicos a la sede de una medianamente conocida agrupación política.

Mientras tanto, en la radio, la filósofa argentina Julieta Pink decía desde la radio que ser solidario con lo que a uno le sobra no era tan solidario, que era un acto egoísta para sentirse bien con uno mismo; y que la verdadera solidaridad consiste en compartir lo que se tiene. Como no tenía nada que hacer más allá de lidiar con el tránsito endemoniado, los semáforos que no funcionaban y mis dos hijos en la parte de atrás, me puse a pensar cuánto de razón tenía.

Por un lado, por supuesto, no me caía bien el comentario. Yo estaba realizando un esfuerzo para llevar eso que me sobraba a quien pudiera darle uso. Bien podría haberme quedado en casa, o haber sacado esas bolsas, apartadas hacía meses para donarlas, a la calle. Así que no me iba a convencer así nomás que el mío no era un acto solidario (AS). Pero por otro lado, el argumento tenía su colorcito de verdad. ¿Entonces?
Desde un punto de vista utilitarista, en algún lado alguien necesitaba ropa. El que esa ropa fuera usada pero en buen estado, o nueva, importa poco a la hora de cubrir esa necesidad. Por supuesto, había otras necesidades (alimentos, abrigo, colchones, pañales), y entre todas ellas alguna sería más acuciante que otras. Visto así, habrá AS mejores que otros por más efectivos. Pero Julie Pinky no estaba criticando la utilidad del acto, sino cierto "valor moral". Si compartir lo que se tiene es mejor que dar lo que sobra, debe ser que lo primero es "más de bueno". Compartir lo que se tiene suma puntos morales.

Pero no puede ser por lo de sentirse bien con uno mismo ¿no? Ambos donantes se sentirán bien por su acto, quiero pensar. De hecho, el "donante de sobras" se sentirá peor que el "compartidor" si la escucha a la Pink mientras va a hacer la donación.

La diferencias entre las dos modalidades está en el sacrificio que uno realiza; el sacrificio del compartidor es mayor que el del donante. Si medimos el acto por su altruísmo, entonces compartir es mejor que donar, tiene un valor moral mayor. Digamos (no, pobres ustedes: digo yo) que

VAS = S

donde VAS=valor del acto solidario y S= sacrificio de realizar el acto.

Pero ¿y el efecto de ese acto solidario? ¿No es mejor ponerse utilitarista? ¿No es mejor donar aquello que sea más acuciante que aquello que no (tipo: te inundaste che, qué mala suerte. Tomá, te regalo este Nintendo)? ¿No es mejor donar más que menos? Por probar algo, supongamos que E es el efecto del AS, y que

VAS = S + E

¡Sí amigos! ¡Aritmética moral! ¿Se pone bueno o qué?

Para empezar, todo científico que se precie de tal extraña inmediatamente un factor multiplicador que ayude a cotejar E y S, de la forma VAS=E+kS. Necesito multiplicar el sacrificio (o el efecto, es lo mismo) para que queden en las mismas unidades (que son unidades morales). Me entran muchas ganas de meter al utilitarismo en la sopa, porque pasan cosas interesantes: si un millonario argentino dona un 2% de su fortuna, y yo dono la mitad de mis bienes, yo me sacrifico más, pero el efecto positivo de su acto es indudablemente mayor. Maldito garca santurrón.

Esto no puede quedar así. Lo tengo que bajar de un hondazo. Yo soy MEJOR PERSONA ¿tendés? Qué lástima que no puedo incluir la satisfacción personal (Pink no me deja), porque seguro que gano. Ah, parece que no, que se siente muy bien consigo mismo.

Ya sé: el tipo puso mucha tarasca, pero no la hizo solo. Tiene cientos de obreros trabajando en esa fábrica de firulitos. No se trata solo de que su sacrificio es menor: el efecto de su acto solidario es proporcional a la cantidad de personas que participaron. Ponele que le agrego un impuesto al trabajo ajeno y ahora es

VAS=S + E/P

Donde P es el número de personas participantes. Eso sí, el VAS deja de ser un valor propio del acto en abstracto, sino que es una moneda otorgable a cada persona por su AS. Y a más altruismo, más VAS. ¿Contenta, Pink?

Episodio 2: Qué pechera tiene la gorda*


Entonces, para mayor gloria, voy a reformular la oración inicial:

El jueves pasado, con gran esfuerzo personal, llevaba dos bolsones de ropa en desuso de mis chicos, comprada con el duro trabajo de sus padres, a la sede de una medianamente conocida agrupación política.

               -¿QUEEEEEEEEE?-me dice un tipo con cara de Michelín.
               -¿Qué de qué?
               -¿Le llevó su donación a una agrupación política, y encima conocida?
               -Medianamente conocida.
               -Pero ¿no sabe que entregan las cosas con pechera? ¡Con pe-che-ra!
               -Y no sé, tendrán frío.
               -Pero no sea salame. La pechera identifica a la agrupación política. Como La Cámpora. No le habra donado a La Cámpora ¿no?
               -No, pero casi.
               -Usted es un irresponsable.
               -Permítame que discrepe. Llevé una donación a un grupo de gente dispuesta a hacer buen uso de ella. Chicos encantadores y entusiastas, ya que estamos en tema. No me parece irresponsable.
               -¿Acaso es usted militante o está de acuerdo con la política que impulsa esa agrupación?
               -Militante, no. De acuerdo... dependerá del tema. En el tema "gente que necesita ropa" estaba de acuerdo.
               -Ya, pero ellos lucran con el producto de su solidaridad.
               -¡No me diga que lo venden y se lo gastan en pavadas!
               -No, quiero decir que hacen propaganda política con su donación apolítica. Eso está mal.
               -¿Usted dice moralmente mal?
               -¿Hay otra forma de estar mal?
               -Seguro que sí hay. Cuando lea algo de filosofía le cuento. Por ahora, si me permite, postularé, porque se me canta, que

VAS=S + E/P - R.

               -¿Y eso?
               -Agregué R, que es un rédito moral (o material, por qué no) obtenido del AS. De esta manera, el millonario que además publicita su donación es menos altruista, porque obtiene una ganancia simbólica de todo el asunto. Menos VAS para él, más para mí en comparación. No, si soy una joya de persona. Páseme la calculadora por favor.
               -¿No se le ocurre que el VAS puede ser negativo? Suponga que el rédito que obtiene esa persona o agrupación es mayor que el beneficio que causa.
               -No para el que recibe la donación. Ese beneficio es siempre positivo.
               -Pero, en el balance general.
               -Entonces, serán puntos morales negativos en contra para el que lleva la pechera. O no, capaz que  es buenísimo y se merece la publicidad. Problema de él, pero el acto bueno se realiza igual. Mire, para salirnos de la política ¿vio cuando las cadenas de supermercados juntan los vueltos para caridad? Si después ponen un cartel diciendo "Juntamos X millones gracias ustedes. Supermercados Cotafur" ¿eso esta mal?
               -Para mí está mal.
               -¿Aunque los millones se hayan juntado y efectivamente se usen para, no sé, aprovisionar un hospital**?
               -Bueno... no sé, eso es bueno. Pero la organización está atribuyéndose los puntos morales de otros, como si ignorará su división por P. Para mí eso está mal igual. Es hacer propaganda con el esfuerzo de otros. ¿Vea, usted le llevaría donaciones a un partido nazi?
               -Se está yendo un poco de mambo, le diré. Pero para seguirle la corriente, no, no lo haría.
               -¿Ve?
               -No veo nada. Se trata de una cuestión de grado. He donado más de una vez a organizaciones católicas, siendo que no me llevo nada bien con las religiones en general. Pero dado que no estoy dispuesto a buscar en persona a quién donar, y que seguramente lo haría mal, prefiero darle mis cosas a una agrupación que esté más enterada. La verdad, el VAS me ne frega la mayor parte del tiempo. A la hora de donar me da más por el utilitarismo.
               -Pero desde una concepción utilitarista, que el partido nazi hiciera propaganda sería algo malo, por bien que hiciera la donación. ¿Eso no cuenta?
               -Y dale con los nazis ¿puede dejar ese ejemplo, o no oyó hablar de la ley de Godwin? Mire, si yo supusiera que la propaganda generada es más negativa que mi donación, no la haría. Pero hay casos y casos. Se trata de evaluar el efecto de las donaciones contra el costo negativo de la propaganda, si es que uno considera que lo hay. Vea, se lo voy a poner en una ecuación...
               -Deje, deje. Igual no me va a convencer que sacar rédito de la ayudad de otros está mal.
               -Qué quiere que le diga. En lo abstracto estoy de acuerdo, pero en la práctica, alguien se queda sin recibir una ayuda posible. En todo caso, habría que sopesar una cosa contra otra, y francamente estoy del lado de la ayuda. Es como le digo, otra ecuación. Y la verdad, si es necesaria tanta aritmética, la próxima vez me quedo en casa viendo Los Simpson. Cuando vuelva la luz.


*esto es una cita de Copi, así que me la respetan.
**por eso de que construir, se construye, y funcionar es otra cosa.

18 de marzo de 2013

Capucha blanca y celeste: el nuevo líder del Ku Klux Klan es argentino


Sevilla - Santa Semana
Una de las orgullosas seguidoras de Sánchez Jáuregui
Una multitud armada con velas y togas blancas se reúne alrededor de la casa de Barrio Parque donde vive Lelio Sánchez Jáuregui. Visto de lejos, el espectáculo parece solemne, pero la realidad es muy otra. Una alegría efervescente hermana los ánimos de estas personas, reunidas con intención de celebrar frente a la morada vacía, ya que su ocupante está en Misisipi atendiendo a la ceremonia más importante de su vida. Phobos y Deimos, los dos dogos argentinos de Lelio, saludan desde el jardín a la multitud, y sus estentóreos ladridos se suman a la algarabía. No es para menos: la casa esta vacía, sí; pero los corazones que la rodean se llenan de orgullo porque Jáuregui será el primer argentino en ocupar el puesto de Gran Maese del Ku Klux Klan.

"Llevaban 3 días de cónclave y de golpe le digo a mi marido, vení que esto va a ser grande" narra Vicenta Zubiarreta, vecina de Paternal y una de las celebrantes. "Entonces salieron y lo anunciaron a Lelio. Se me saltaron las lágrimas de alegría. El se lo merece. Qué digo, Argentina se lo merece".

Un pasado turbio

La asunción del nuevo gran maese no ha carecido de críticas. En 1989, Jáuregui fue acusado de abuso sexual por seis trabajadoras domésticas. "Aunque el caso fue sobreseído, es inadmisible que alguien con esos antecedentes sea cabeza de una institución con el prestigio del Ku Klux Klan" comenta Joanna Di Mare, presidenta de la ONG "Mundo sin colores". Más controvertidos aún son los rumores que relacionan al flamante Gran Maese con el caso García Belsunse, que el propio Jáuregui ha caracterizado como "difamaciones de la negrada", aclarando luego que se trataba de una humorada totalmente desprovista de racismo.

Un maese distinto

"En su búsqueda de un Gran Maese, el cónclave tuvo que llegar hasta el fin del mundo" bromeó Lelio en sus primeras palabras frente a la sede del KKK en Misisipi . La actitud descontracturada de quien asumirá el cargo con el nombre de Ronald contrasta con el tono conservador del maese anterior, Boss Hogg III. "El Ku Klux Klan se tiene que encargar de los negros y nada más que de los negros" sostuvo más de una vez Hogg. La búsqueda de cambio por parte del cónclaves es evidente, toda vez que Lelio ha declarado sus ambiciones de lograr un KKK "inserto en el XXI y en su compleja realidad social". Viniendo de Sánchez Jáuregui, estas no son sólo palabras: es conocida su labor social en Argentina, entre la que destacan sus proyectos de repatriación de congoleños, angoleños y nigerianos y el programa "Orgullo argentino" en la villa 31.
Ku Klux Klan
El flamante Ronald, preparándose para la asunción.

"Estoy segura de que se producirán grandes cambios" comenta orgullosa Zubiarreta, "un Ku Klux Klan distinto, con mayor conciencia social, abierto a la gente". Los manifestantes aplauden. Alguien anuncia que se declarará asueto escolar el día de la ceremonia de asunción. Más aplausos. El grito "Argentina, argentina" resuena por las calles de Barrio Parque.

7 de febrero de 2013

Qué bueno, me encanta, no lo comparto.

Porque no es oro todo lo que reluce, viste.

Me llega un enlace por Facebook. Entro. Leo el texto, me gusta. Es una carta de Chico Buarque acerca de la "internacionalización" del Amazonas, y estoy bastante de acuerdo (sobre todo porque se trata de afirmaciones generales, sin entrar en detalles). ¿Y si lo comparto, o lo reenvío?

Sí, lo voy a reenviar.

Pero no. Vuelvo a leerlo y me hace ruido. Comienza "Durante un debate en una universidad de Estados Unidos, le preguntaron a [...] Cristovao Chico Buarque..." y termina con una exhortación a compartirlo porque "se publicó en New York Times, The Washington Post, USA TODAY" (así, en rojo) pero no en Brasil ni en el resto de Latinoamérica.

Raro 1: ¿Se publicó en un diario, pero no se declara el nombre de la universidad?
Raro 2: ¿Lo publica el NYT y nadie lo levanta, cuando todas las redacciones del mundo viven en buena medida de las notas de las demás?
Y por supuesto, la mayor razón para desconfiar: el 99%* del material que circula diciendo "compartilo" es falso.

Por supuesto, chequeo en los diarios en los que se dice que se publicó, y la carta ni aparece. Googleo a troche y moche, y nada. Muy probablemente es un invento.

Y me pregunto ¿por qué esas ansias de agregar fantasía? ¿Acaso el texto no era suficientemente claro, bueno e interesante? ¿Quien lo escribió fue el que agregó esos datos? ¿O lo hizo otro para darle más impacto?

Ahora ni siquiera creo que sea de Buarque. O mejor dicho, de ninguno de los dos Buarque, porque se atribuye a Cristovao Chico Buarque, pero Chico Buarque se llama Francisco Buarque de Hollanda, mientras que Cristovam Buarque (no Cristovao) es otro político brasileño.

Y me pregunto también ¿por qué me siento un gil chequeando estas cosas? Y me recontrapregunto ¿qué mal puede hacer, si estoy de acuerdo con el contenido?

Y a esta última me respondo que puede hacer mal. Por un lado, prestigia a uno (o dos) políticos que tal vez no lo merecen, que tal vez no estén de acuerdo con lo que se dijo. (Y aunque estuvieran de acuerdo, no da atribuirles palabras a otros ¿no?)

Por otro lado, alguien que esté en contra de las ideas que expresa el texto bien puede denunciarlo por apócrifo. Lo cual no debería, en la teoría, afectar la validez de lo expresado, pero en la práctica, funciona de maravillas sin importar de qué lado te encuentres. Se llama la falacia de "envenenar el pozo": ensuciá a la fuente para distraer de lo dicho. Y la dejamos ahí, servida.

Me pasan cosas como esta todo el tiempo, desde que existe internet. Y me molesta. Me molesta, claro, cuando se usan falsedades contra ideas y personas que apoyo. Pero también cuando se usan en contra de gente o ideas con las que estoy en contra, porque tarde o temprano será un punto ganado para ellos. Y sobre todo, me molesta cuando se usan falsedades para apoyar causas con las que estoy de acuerdo. No, mentira, esto último no me molesta: me duele, ya que entonces me estoy negando a colaborar con causas con las que concuerdo.

Pero me niego, porque me importa más la verdad. No difundo búsquedas de niños si no chequeo que sean reales y vigentes. No firmo peticiones si están planteadas en términos propaganderos y engañosos, aunque esté de acuerdo con lo pedido. Me importa más la verdad que las otras causas.

La verdad es uno de los tantos ideales inalcanzables que deberíamos perseguir, así en abstracto. Y en concreto, mucho más. Vivimos bombardeados de datos, algunos vitales, otros pavotes. Si a esa ensalada le agregamos datos falsos, estamos en problemas, tomaremos decisiones equivocadas. Le daremos importancia a amenazas inexistentes, al tiempo que ignoraremos las reales. Pondremos nuestra importancia en soluciones milagrosas, sin indagar en las que realmente pueden servir. Peor aún: elegiremos a nuestros gobernantes por las razones equivocadas. Las consecuencias de cada una de estas decisiones no necesariamente serán malas; pero no es la manera correcta de elegir, y si tengo que apostar, apostaría por las consecuencias desastrosas.

Los científicos han desarrollado un método para enfrentarse a la avalancha de información que generan cada día. Y no hablo del cacareado método científico, sino de una combinación de escepticismo y confianza. Cuando un científico se entera de un resultado interesante (al menos, si es en su área de saber), pide detalles de cómo se llegó a él. Digamos que descree por defecto. No es mala onda, no es necedad. De hecho, es una forma de respeto, de interesarse hasta el detalle. Cuando le explican el origen de la afirmación, examina la evidencia y la calidad de esa evidencia. Y si todo lo convence, pasa a la etapa de la confianza: no va a salir corriendo a repetir todos los experimentos que lee, o a realizar de nuevo las encuestas**. La ciencia opera a través de un pacto de confianza, en el que se asume que todos dicen la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, pero se les pide primero que expliquen cómo llegaron a ella.

Sería realmente maravilloso si generáramos una red de confianza así entre todos los que nos comunicamos por internet. Que cada uno dijera "qué bueno esto, ¿cómo sé que es cierto?" y lo reenviara sí y solo sí tiene razones para confiar en la fuente (que no es la tía o amigo que nos lo envió, claro, sino el origen de la data). No nos libraríamos de lo falso claro está, pero dejaríamos afuera a una buena parte de las ideas que pugnan por entrar en nuestra cabeza.



* El porcentaje no ha sido debidamente chequeado. Cuac.
** De ahí la relativa facilidad del fraude científico, que durará hasta que alguien repita la experiencia.


Foto: Jim Rees via photopin cc

4 de febrero de 2013

Elige tu propia distopía


Lo que Orwell temía eran aquellos que pudieran prohibir libros, mientras Huxley temía que no hubiera razón alguna para prohibirlos, debido a que nadie tuviera interés en leerlos. Orwell temía a los que pudieran privarnos de información. Huxley, en cambio, temía a los que llegaran a brindarnos tanta que pudiéramos ser reducidos a la pasividad y el egoísmo. Orwell temía que nos fuera ocultada la verdad, mientras que Huxley temía que la verdad fuera anegada por un mar de irrelevancia. Orwell temía que nos convirtiéramos en una cultura cautiva. Huxley temía que nuestra cultura se transformara en algo trivial, preocupada únicamente por algunos equivalentes de sensaciones varias.
Neil Postman
Robado descaradamente de Homínidos
Foto: jovike via photopin cc

16 de enero de 2013

El copyright y yo, parte II*

Bilbo por Hanogan en Deviantart

  • 1937: Se publica la novela El Hobbit, de John Ronald Reuel Tolkien.
  • 1985; Tras haber devorado El señor de los anillos, cayó en mis manos la traducción de Minotauro de El Hobbit . Subí a mi cama y leí sin parar toda una tarde hasta terminarla. Estaba nada más ni nada menos que leyendo la historia que dio origen a todo, al Libro Rojo de la frontera del Oeste, la historia que Bilbo, influido por el anillo, había tergiversado. Los pocos detalles aniñados me importaban poco: allí estaban los trolls petrificados, la daga Dardo, elfos, trasgos, huargos. Consulté el mapa (bastante inútil) que viene con el libro. Traduje las runas del título. Nada nuevo, un fan más. Uno que, como tantos otros, fantaseaba con la versión filmada de su obra favorita.
  •  2012: Este fan más va por la calle y se encuentra con el cartel de la película El Hobbit. Abajo, en letra chica, dice lo siguiente (sacado del sitio oficial del Hobbit):




¿LO QUÉ?

En la entrada pasada comenté el estado del copyright, con sus dichosos 70 años post mortem. Del estado de las marcas, poco sé. Pero de ese poco, sé que con las marcas y con las patentes pasa lo mismo que con el copyright: se han ido de madre. Cualquiera patenta o registra cualquier cosa.

Nuevamente, como con el copyright, entiendo y apruebo: si vendo zapatillas Popper, no quiero que otro venda otras con el mismo nombre. Las marcas me dan la posibilidad de protegerme de los imitadores. El copyright, por su parte, sirve para evitar que otro reescriba El señor de los anillos cambiando el nombre de Frodo por el de Fernando, y diga que es su obra.

Pero pero pero ¿marca registrada los nombres de los personajes, los eventos (?), items (¿la daga Dardo?), los lugares? ¿De qué diantres hablan estos percebes?

Nuevamente: no sé cuál es el alcance de una marca registrada. Pero, si el nombre de los enanos de El Hobbit es marca ¿significa que no puedo hacer mi propia representación de los personajes y rotularlas con su nombre? Nombres que, dicho sea de paso, Tolkien tomó de la mitología nórdica, es decir, del dominio público. (¿Se imaginan si, cuando Cecil B. DeMille hizo Los diez mandamientos, la Paramount hubiera dicho que los nombres de Yahvé y Dios eran marca registrada?) ¿No puedo escribir un cuento protagonizado por Gandalf porque el nombre es marca? Y si no es esto ¿qué cuernos significa, qué buscan, qué pretenden? ¿De qué se cubren, contra qué van?

Por si acaso, señores Saul Zaentz Company, Middle-earth Enterprises y New Line Productions, Inc., permítanme que los agarre de las solapas y les aclare: Gandalf es mío. Y Bilbo. Y los ents, huargos, la cota de malla de mithril, los orcos, Saurón, Smaug. Todos míos. Crecieron en mí cuando leí unos libros maravillosos que me sugerían su apariencia, pero que yo completé a gusto. Llevo en mi cabeza a mi propio Gandalf, y no tiene la cara de Ian McKellen. Así que no se metan con MI Gandalf, que precede al de ustedes por más de un par de décadas. Agradezcan que no les hago juicio.

Ganas de molestar al prójimo que tienen algunos...



*O para ser más exacto, la propiedad intelectual y yo. Pero no iba a privarme del título.

11 de enero de 2013

El copyright y yo, parte I

Roberto Arlt para todos y todas.
Gracias a la Fundación Vía Libre me entero de que este año pasan al dominio público las obras de Roberto Arlt (maldito apellido que tengo que chequear cada vez). Esto significa, amigos que:

  • Podremos difundir la obra de este artista libremente por Internet, sin sentirnos unos asquerosos piratas.
  • Más aún: el gobierno podrá entregar las obras completas de Arlt para leer en las netbooks de los estudiantes primarios y secundarios.
  • Las editoriales que así lo deseen podrán publicar la obra de Arlt que se les cante, en ediciones deluxe o, mejor aún, en ediciones berretoides al alcance del bolsillo.
  • Se podrán montar obras de teatro, hacer películas, comics, "Los siete locos y zombies" o lo que nos venga en gana, sin tener que pedir permiso a naides.
No me voy a hacer el culto. No he leído más que los dos primeros actos de Saverio el cruel en el secundario (la consigna era imaginar y escribir el tercer acto, así que nunca supe cómo terminaba) y comencé allá lejos El juguete rabioso pero no lo terminé. Pero de todas maneras, esa pequeña lista de arriba, que no es tan pequeña en cuanto a las posibilidades que representa, es para festejar. Y la festejo, con algo de vergüenza. Y no por no haber leído a Arlt, sino porque este hecho responde a una involuntaria gentileza de Roberto.

Roberto Arlt murió joven. 1900-1942 and that's all, folks.

En la Argentina, el derecho de autor comenzó extendiéndose sólo durante la vida del autor. En 1910, la legislación postergó el pasaje de la obra a dominio público hasta 10 años después de la muerte del autor. El razonamiento era proveer con una herencia a los descendientes menores de edad en caso de quedar huérfanos, hasta que pudieran ganarse la vida por si mismos. Suena razonable, aunque no muy convincente para las posteriores extensiones a 30 años (en 1933), 50 años (1967) y los actuales 70 años (1997) desde la muerte del creador.*

La obra de Arlt pasa al dominio público porque murió a los 42 años. No pasa lo mismo, por poner ejemplos resonantes, con Baldomero Fernández Moreno (1886−1950), Enrique Santos Discépolo (1901-1951) ni Macedonio Fernández (1874-1952). Pero estos, de última, son figuritas fáciles de encontrar, gente que nadie olvida. Los dichosos 70 años condenan a la desaparición a cientos de otros menos famosos. Como Augusto María Delfino (1906-1961), que allá en mi adolescencia me impresionó y me dio ganas de escribir. Vas a tener que googlearlo: es uno de los tantos escritores sin entrada en Wikipedia, que posiblemente nadie reeditará pero que son tan parte de la cultura como otros. O no, porque si la cultura es aquello que circula en la sociedad, difícilmente podrá serlo aquello que no circula.

Ojo: a mí el copyright me parece una idea genial, un incentivo para que la máxima cantidad posible de personas trate de crear, de expresarse, apostando a que además se gane la vida con eso. Ayuda a librarse de los caprichos del mecenazgo y permite que pasado el  "sencillo" acto de crear uno tenga algo de valor como para, por ejemplo, subsistir. Es un logro impresionante, de verdad. Pero los 70 años desvalorizan lo bueno de este logro.

Porque el dominio público también es algo impresionante. Si el dominio privado es el ámbito del triunfo personal, de la búsqueda de oportunidades y de la fama, el dominio público es el ámbito de la celebración de la obra ajena, el fogón donde nos sentamos a compartir algo con los demás porque creemos que es bueno. Ni más ni menos que lo que, legal o ilegalmente, nos la pasamos haciendo en las redes sociales e Internet toda: compartir, dar a conocer. El dominio publico nos da la posibilidad de compartir legalmente.**

Más aún: el dominio publico, en algunos casos, debería ser como el Nobel. Felicitaciones, don Borges, don Cortázar. Sus obras son tan importantes, tan significativas para nuestra cultura, que hemos decidido regalarlas al dominio publico para que todos puedan disfrutarlas, compartirlas y adaptarlas sin restricciones. Como agradecimiento por parte de la humanidad, tomen este pastón para que lo dilapiden en francachelas. No se preocupen, lo que escriban de ahora en más seguirá teniendo copyright.

Ponele, me imagino, debe haber un detallito o dos que ajustar. Por ahora, voy a bajarme El juguete rabioso; que va siendo hora de que lo termine.




*Para los interesados, la FVL colgó una Guía del dominio público en Argentina. Que es lo mismo que una guía del copyright, pero desde el campo de al lado.
** Mientras tanto, todos somos infractores. Vamos, todos en cana. Pongan una reja redonda en el polo Norte y una en el polo Sur y listo, considerémonos castigados.

25 de noviembre de 2012

Otra vez en el 39

Alberto lleva sus canas revueltas, indisciplinadas, como si no las hubiera peinado desde hace años. "Para qué, si con el viento que entra por la ventanilla, se despeina al toque", me explica mientras frena bruscamente a centímetros de una anciana que cruza la calle. "No vale la pena perder tiempo en nimiedades ¿no te parece?".

Y sí, él debe saber. Alberto Aisten, chofer de la línea 39 desde hace decenios, ha desarrollado en los ratos libres la Teoría de la Relatividad Especial. He venido a pedirle ayuda para explicarle a los lectores de VSLC mi balbuceante entrada sobre el tema.

¿Cómo comenzaste con esto de la relatividad, Alberto?

A mí los muchachos me cargaban, porque me la pasaba pensando en la luz; y ellos a las luces no les dan bola y listo. Pero yo, me colgaba pensando. Por ejemplo ¿sabés que si una fuente de luz se está alejando, o vos de ella que es lo mismo, la luz te llega virada hacia el color rojo? En cambio, si te estás acercando, se vuelve más azul. Y entre el azul y el rojo, está el verde. Entonces, hay una velocidad en la que uno va hacia un semáforo rojo, y lo ve verde ¡así que pasás y la cana no te puede decir nada!

(Los ojitos se le achinan con la picardía, y las manos se clavan en el volante mientras acelera tanto como puede. Y por "tanto como puede", no me refiero a la normativa de tránsito sino al recorrido del acelerador.)

Pero la paradoja de los gemelos habla del tiempo. ¿Qué tiene que ver la luz con el tiempo?
Todo y nada. Mirá, el tema es que aunque empecé con la luz, una vez que llegué a mis conclusiones la luz no es más que un componente del universo, que sigue las mismas reglas que los otros. Pero gracias a la luz, hubo que poner en duda la igualdad de los marcos de referencia inerciales.

Pará, Alberto, que me espantás a la tropa. ¿Qué es un marco de referencia? ¿Qué significa inercial?

(Sin sacar su brazo izquierdo de la ventanilla, Alberto señala hacia atrás con el pulgar derecho.)
Fijate, cuando digo que se corran hacia atrás, los pasajeros van al fondo ¿no? Mirado desde mi asiento, las personas se mueven un par de metros hacia allá. Pero como mientras tanto el colectivo no frena, alguien que está esperando apoyado en un poste va a ver que las personas pasan en la dirección del recorrido. ¿Me entendés?

Sí, pero yo veo que las personas se mueven hacia el fondo, aunque esté en la vereda.

Eso es porque comparás su movimiento con el del colectivo. Pero si tuvieras que dibujar el movimiento de las personas, sin el tendrías que decir que avanzan en la misma dirección del colectivo, a una velocidad menor. El punto de referencia es distinto: en un caso mi asiento, en el otro el poste, por ejemplo. El punto de referencia que elijo determina lo que llamamos marco de referencia. En mi marco de referencia la gente se mueve hacia atrás; en el de la vereda, hacia adelante. El movimiento siempre es relativo a un marco. ¡Uy!
(Frenamos de golpe y todos los pasajeros se mueven hacia el frente. Una pareja se cae y nos llena de insultos mientras Alberto mira hacia afuera por la ventana. En la vidriera de una casa de electrodomésticos, un televisor muestra un partido de fútbol.)

Carajo, metió un gol Chacarita. Qué los parió. ¿En qué estaba?

En los marcos de referencia. Creo que quedó claro pero ¿qué es un marco de referencia inercial?

Ah, eso es fácil. ¿Viste que recién se cayeron todos? Mientras el colectivo avanza a la misma velocidad, nadie se cae. Hasta podés tirar una pelota y atajarla como si estuvieras quieto. Esto, si mantenemos la misma velocidad y vamos en línea recta, se llama movimiento rectilíneo uniforme, MRU, y, a los efectos de las leyes físicas, es equivalente a estar parado. Esto es tanto así que si el colectivo no tuviera ventanillas y fuera a velocidad constante, no podrías distinguir esa situación de estar en un colectivo detenido. Esos dos marcos de referencia, con el colectivo detenido o en MRU, son marcos de referencia inerciales. En cambio, cuando el colectivo frena, todo cambia. La velocidad deja de ser uniforme, la gente se cae. El marco de referencia del colectivo sigue existiendo, pero ya no es inercial. ¿Está claro?


Supongamos que sí. Pero no veo qué tiene que ver esto con la luz, y menos con el tiempo y los gemelos.
Mirá, yo no llegué a mi teoría exactamente así, pero para hacerla corta, el problema es que la luz tiene siempre la misma velocidad, sin importar el marco de referencia. Y esto es un problemón para la física clásica, es decir antes de que llegara yo.


¿Por qué?
Por lo que te decía antes de los pasajeros que se mueven hacia el fondo. Supongamos que el colectivo va a una velocidad tranqui, unos 60 km por hora, y que un pasajero se corre al fondo a 10 km por hora. Entonces yo veo que se aleja de mí a 10 km/h, hacia atrás, y desde la vereda se ve que se mueve a 50km/h, hacia adelante. Las velocidades de cada marco de referencia se suman o se restan, y así puedo pasar de un marco de referencia a otro. Si van en el mismo sentido, las velocidades se suman: si voy a 60 km/h y te tiro un cascote a 20 km/h en la misma dirección, vos lo ves venir a 80. Pero resulta que si te tiro un fotón, que es la partícula de la luz, yo lo veo alejarse a la velocidad de la luz, que le dicen c, y vos la ves llegar a la misma velocidad, no a c + 80 km/h.

¿Y no puede ser que la luz sea especial?

La luz es especial, claro. Pero su velocidad no debería serlo: se trata de algo tan sencillo como dividir una distancia por un tiempo.

¿Y entonces?

Entonces yo pensé: si la luz tiene siempre la misma velocidad, y además las leyes de la física se cumplen igual para dos marcos de referencia inerciales, ¿qué es lo que cambia?

No sé... ¿las leyes físicas?

Mientras pudiera evitarlo, no. Los físicos asumimos que el universo sigue las mismas reglas en todas partes. Podríamos equivocarnos, claro, pero hasta ahora nos va bien asumiendo eso. ¿Sabés que yo le quise poner "Teoría de los invariantes", con tantas cosas que no cambiaban? La cuestión era mantener constantes las leyes físicas y la luz. Pero algo tiene que cambiar, sí o sí, porque también sabemos que no es lo mismo ver las cosas desde el colectivo o de la vereda. Y un día, medio dormido despues de un asadazo, se me ocurrió: ¿y si lo que pasa es que el tiempo y el espacio se deforman según el movimiento del marco de referencia, de manera de que la velocidad de la luz dé siempre lo mismo? Las leyes no cambian, pero si te estás moviendo con respecto a otro marco de referencia, entonces tu reloj no corre igual que el del otro, el tiempo y el espacio se deforman. Específicamente, en un marco de referencia en movimiento, el tiempo corre más lento.

A mí me parece un poco... como que te pasaste con el tetra, digamos.

Sí, los muchachos me cargaron bastante también. Pero yo seguí haciendo fórmulas y me cerraba por todos lados. Así que les respondí como Borges a Bioy: "Vos reíte, pero yo con esto voy a ganar más guita que la mierda". Sobre todo, porque mi teoría hacía predicciones que podían confirmarse mediante la observación; y esas observaciones se hicieron, y confirmaron los cálculos.

¿Y te llenaste de guita?

No, por eso sigo aquí.

¿Y los gemelos? ¿Qué tienen que ver con la luz?

Ahora nos podemos olvidar de la luz. Por la luz llegamos hasta acá, pero la conclusión es que el tiempo va mas lento en un marco en movimiento con respecto a otro, y esto vale para todos y todas, no solo la luz. Nos pasa a todos.

Pero si tu teoría es cierta ¿por qué no notamos que el tiempo se modifica cuando nos movemos?

Es que en la vida cotidiana nos movemos a velocidades muchísimo más lentas que la de la luz. Por eso si te tiro el cascote, los dos sumamos las velocidades y nos cierra bárbaro; en realidad la velocidad no es la misma para cada uno, pero es imposible notar la diferencia. Para que te hagas una idea, el vehículo más rápido hasta ahora alcanzó los 1300 km/h; mientras que la luz va a 1080 millones de km/h. Así que no podemos notar nada. Pero si pasara un colectivo a la midad de la velocidad de la luz, 0.5 c, verías que el reloj del colectivero atrasa.

¿Entonces moverse rápido es una manera de envejecer menos?

No, ahí está la trampa. Recordá que el movimiento es relativo al marco de referencia. Aunque suene raro, en el marco de referencia del colectivero, él está quieto y observa que su reloj funciona igual que siempre, y que el de la vereda atrasa. 

Bue, no entiendo nada. ¿Quién envejece más rápido, el colectivero o el de la vereda?

La respuesta es "depende de a quién le preguntes". Ese fue el gran quilombo que se armó con mi teoría. Antes se consideraba que el tiempo era igual para todos, y ahora sabemos que depende del marco de referencia. Para peor, este descubrimiento destruye la idea de simultaneidad. Dos acontecimientos que en un marco suceden al mismo tiempo, en otro pueden ocurrir uno despues del otro.

Mejor dejemos eso para otro día ¿sí? Ahora lo que quiero entender es que es todo eso de los gemelos

El tema es que si dos personas se separan a una velocidad cercana a la de la luz, y luego una vuelve, la que fue y volvió llega más joven.

Pero cómo ¿no era que el movimiento es relativo, bla bla bla? Los dos ven que el otro se mantiene joven.

Esa es justamente la paradoja. Pero se trata de una paradoja solo en apariencia. Lo que ocurre es que, mientras que el tipo que se queda continúa en su marco de referencia inercial, el que vuelve tiene que cambiar de dirección; y por lo tanto necesita desacelerar. Cuando desacelera, su movimiento deja de ser uniforme, y ahí es cuando se produce el desajuste: su marco de referencia pasa a ser otro, no inercial. Aunque luego vuelva a un marco inercial, el cambio es irreversible: cuando llegue, va a ser el más joven.

Creo que entendí. Muchas gracias, con esto puedo explicar la canción de Queen, '39. ¿La conocés?

No, yo a esos trolitos no los soporto. Yo soy de la cumbia.

Another One Bites The Dust by Mariachillout on Grooveshark
 
Alberto pone la radio a un volumen preocupante. Le agradezco su tiempo y bajo del colectivo; la música se pierde en la distancia, cada vez más grave. Busco un taxi. Si tengo suerte, capaz que me encuentro con Carlos Darwin, el taxista que postuló la Teoría de la evolución.