Me enteré, en el mismo acto, de que el Dr. Donald Nicholson existía.
Y aquí estoy, escribiendo sobre él en este blog.
Porque el Dr. Nicholson resulta ser el autor/impulsor de uno de mis objetos nerd favoritos: el mapa de rutas metabólicas. Si ser un nerd fuera algo que uno tiene que confesar, mi pecado principal no hubiera sido jugar juegos de rol sino haber deseado una copia impresa de este mapa.
Miren qué bonito (clic en la imagen para abrir en otra ventana el recontra mega enorme pdf).
Amigos biólogos, si no huyeron hasta ahora, es momento de ir a hacer otra cosa. Para el resto les cuento.
Este póster muestra todas las reacciones químicas necesarias para construir los componentes básicos de los seres vivo. Cada flecha representa una reacción: el cambio de una molécula a otra, ya sea por adición o sustracción de átomos, o por un cambio de lugar de los que tenían.
Si querés armar tu propio animal, planta o bacteria, necesitás todo lo que se muestra aquí: azúcares (arriba a la izquierda); moléculas aromáticas (con "anillitos" de carbono, arriba a la derecha), purinas y pirimidinas que son, junto con los azúcares, los componentes del ADN (en el centro a la derecha), aminoácidos para construir las proteínas (abajo derecha) y grasas (abajo a la izquierda). En el medio están las reacciones de degradación de la glucosa, una arriba de la otra, y en esa mancha amarilla del medio, las reacciones que funcionan adentro de las mitocondrias, nuestras usinas energéticas celulares. Y en el medio a la izquierda, en un formato levemente distinto al resto, las reacciones de la fotosíntesis de donde, en última instancia, provienen todas las moléculas del póster. Por supuesto, esas reacciones no se dan en los humanos; las reacciones del metabolismo humano están marcadas con flechas negras.
Adentro de la mitocondria está este "círculo" de reacciones: el ciclo de Krebs. Todos, pero todos los seres vivos llevan a cabo en sus células este ciclo. Es tan ubícuo que una de las propuestas para el origen de la vida a partir de materia no viva propone que lo que primero se generó fue este ciclo de transformaciones, y el resto de las reacciones (y los genes) se agregaron después.
Si se fijan, cada flecha tiene al lado un numerito. Ese es el código de identificación de la enzima que lleva a cabo la reacción. Sólo una enzima tienen un tratamiento diferencial: la ATP sintasa, un complejo proteico gracias al cual se genera ATP, algo así como la moneda de intercambio de energía dentro de las células.
(Perdida en el medio, con el código 1.1.1.1, está la alcohol deshidrogenasa, la enzima que produce el etanol que tantas alegrías nos brinda. Déjense de joder con próceres y hagan un monumento para la 1.1.1.1)
Como toda visualización, el Mapa da una falsa sensación de poder. Si quisiéramos armar un ser vivo, necesitaríamos mucho más que lo que se muestra; y no sabemos cuánto de cada componente en qué momento. Pero sin esto, olvídalo cariño. Cada vez que me topo con él, me quedo mirando un rato, viendo cómo llegar desde un lugar a otro. Miro todas esas reacciones ordenaditas, como en una cadena de producción, cada una con su operario-enzima, y recuerdo que una célula sería la pesadilla de Ford: todas estas moléculas y enzimas rebotando de un lugar a otro de la célula, encontrándose al azar; su futuro determinado por la concentración de otros compuestos y de las enzimas involucradas. Sería como armar un auto de Lego en una pista de patinaje, con cada patinador llevando una pieza, tratando de encontrar al otro que tiene la complementaria... y lograrlo. Bah, lograr tener los componentes básicos; la cadena de ensamblado viene después, en el mismo lugar, con otra cantidad enorme de operarios. Imposible ¿no? Pero acá estamos.
Y además, el Mapa, el conocimiento científico todo, es como ese auto. Cada estructura molecular, cada fórmula, es resultado del trabajo de decenas de químicos. Cada numerito de enzima representa decenas y decenas de bioquímicos que identificaron su actividad, desarrollaron métodos para aislarla; biólogos moleculares que buscaron los genes correspondientes. El Mapa no es solo de reacciones: está hecho de cientos sino miles de vidas, de pasiones, cada una por su lado, encontrándose casi por azar, armando un cuadro mucho mayor que ellas mismas. Cada aporte, mínimo. Cada aporte, indispensable.
Y entre ellos, el de Donald Nicholson, obsesionado con reunir todo en un solo cuadro. Gracias a él por mostrarme otra parte del mundo.
Hoy en lugar del videíto de yapa, les dejo una animación de la ATPasa, realizada por Nicholson para que molesten con preguntas a su biólogo o bioquímico amigo.